Desde su exilio en Miami, estado de Florida en Estados Unidos, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, llamó a la sociedad nicaragüense a perdonar, pero sin olvidar las injusticias y abusos contra las víctimas.
“Cuando hablamos de perdón, no estamos negando la justicia, ni favoreciendo de impunidad en la sociedad, ni estamos diciendo que hay que olvidar el sufrimiento de las víctimas y pasar página”, dijo Báez.
En su homilía de este domingo 17 de septiembre, desde la parroquia de Santa Agatha, en Sweetwater, donde está exiliado y desterrado desde 2018 por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, el obispo reseñó que la falta de justicia socava la convivencia social.
Llevar a los criminales ante la justicia
“Una injusticia no reparada socava la convivencia social; un perdón otorgado a expensas de la justicia, en lugar de cerrar las heridas, las profundiza aún más”, dijo.
“Los crímenes cometidos por los opresores y verdugos deben ser llevados ante los tribunales y los responsables deben enfrentar las consecuencias por sus acciones”,
Silvio Báez, obispo auxiliar de Nicaragua, exiliado en Estados Unidos.
“Por eso, la justicia debe ejercerse y en cierto modo completarse con el perdón, que cura las heridas y restablece en profundidad las relaciones humanas truncadas. No hay oposición entre justicia y perdón”, aseguró el jerarca.
“El perdón se opone al rencor y a la venganza, no a la justicia”, pues el fin de la justicia es una sociedad justa, pero el fin supremo de la justicia es una sociedad reconciliada”, añadió.
Báez aseguró que la justicia humana y el perdón permiten reparar las injusticias sin necesidad de utilizar el mal.
Perdonar para curar heridas
“Casi instintivamente creemos que el mal se puede “reparar” por medio de otro mal, dañando al que nos ha dañado, excluyendo al que nos ha ofendido o guardando rencor al que nos ha hecho mal. Sin embargo, esto no sana la herida recibida, ni devuelve la dignidad perdida, ni da fuerzas para empezar de nuevo. Más bien eleva el grado de dolor y de violencia”, dijo.
“No se cura una herida produciendo otra. Ser crueles, odiar, guardar resentimiento en el corazón y querer vengarse, son acciones que dañan profundamente nuestra vida y producen graves desequilibrios emocionales. Quien daña, se hace daño”, refirió.
Báez puntualizó que solo el perdón destruye de raíz la espiral del mal.
“El perdón es más importante para quien perdona que para quien es perdonado. El perdón libera de un pasado doloroso que con el tiempo puede ir carcomiendo la vida, haciéndola cada vez más triste y amargada. El perdón nos da la posibilidad de mirar al futuro de una manera nueva, con serenidad y alegría”, dijo.