El exreo político Carlos Alberto García Suárez, quien estuvo detenido por participar en las protestas antigubernamentales de 2018 en Nicaragua, fue encontrado muerto y calcinado en un basurero de Jinotepe, Carazo.
Aunque las autoridades locales niegan un acto criminal, el Grupo de Reflexión de Excarcelados Políticos denunció el caso como parte de una persecución continua a los opositores bajo la dictadura de la familia de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Este incidente, en medio de la crisis política que azota Nicaragua desde 2018, revive el terror y el riesgo que enfrentan quienes disienten del régimen de la dictadura.
El cuerpo de García Suárez, de 52 años y de oficio zapatero, estaba devorado por aves de rapiña y en avanzado estado de descomposición.
El opositor había recibido condena y torturas en juicios políticos promovidos por la dictadura y ejecutados por jueces y fiscales sandinistas.
El suceso ha generado preocupación entre los opositores excarcelados, quienes ven en esta muerte un mensaje intimidatorio de la dictadura y sus órganos de seguridad.
La organización de víctimas de la dictadura insta a la comunidad internacional y los organismos de derechos humanos a investigar este caso, así como otros incidentes similares que han quedado impunes, como los asesinatos de excarcelados políticos en años anteriores.
La situación política y social en Nicaragua sigue siendo delicada, especialmente tras las recientes elecciones controvertidas que mantienen a Daniel Ortega en el poder.