La dictadura de Daniel Ortega ha dado un paso más en su camino de represión al confirmar que el ex jefe del Ejército de Nicaragua y hermano del dictador, Humberto Ortega Saavedra, se encuentra bajo casa por cárcel. Según un comunicado de la policía de la familia Ortega-Murillo, el militar en retiro está atendido por una unidad médica especializada en su propia casa de habitación.
De acuerdo con la nota, la policía del régimen, en coordinación con el Ministerio de Salud (Minsa), ha instalado una “Unidad de Atención Médica Especializada” en la residencia del general en retiro, lo cual levanta serias dudas sobre las verdaderas intenciones detrás de esta medida.
Según el comunicado oficial, un equipo médico compuesto por especialistas del Minsa y médicos particulares ha valorado la condición de salud del general Ortega, asegurando que “estarán en permanente comunicación y coordinación”.
Este anuncio se da apenas días después de que el general en retiro revelara en una entrevista con Infobae que él se atiende sus problemas de salud en el hospital privado Vivian Pellas, donde ha recibido tratamiento por graves eventos cardiovasculares y otros padecimientos crónicos.
“He tenido eventos cardiovasculares graves en el contexto del tenso y polarizado conflicto político y social, y el Covid, del año 2018. Fui ingresado de urgencia en el Hospital Vivian Pellas de Managua”, declaró Ortega, subrayando su preferencia por atención privada sobre la impuesta por el régimen.
El régimen de Daniel Ortega informó que los médicos del Minsa han realizado “todas las valoraciones necesarias” y han encontrado a Humberto Ortega “estable dentro de su condición de paciente coronario y otros padecimientos propios de su edad y enfermedades de base”.
El militar en retiro, de 77 años, es el hermano menor del dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, quien este año arriba a los 79 años.
La residencia de Humberto Ortega fue rodeada por la policía del régimen la noche del pasado domingo, momento en que le fueron confiscados sus teléfonos celulares y computadores, según pudo comunicar él mismo a través de terceros cercanos.
Esta acción represiva ocurrió apenas horas después de que se publicara su entrevista con Infobae, en la cual señaló que el círculo cercano a su hermano no podría sostenerse en el poder tras la muerte de Daniel Ortega.
Al día siguiente de esta intimidante incursión policial, Humberto Ortega fue convocado a interrogatorio en las oficinas de la Policía en Plaza El Sol, Managua, con el comisionado Horacio Rocha, ministro asesor en Asuntos de Seguridad del dictador.
Horas después de esta “entrevista”, se oficializó la instalación de la unidad médica en su domicilio.
Horacio Rocha, conocido por su tenebroso papel en los operativos represivos del régimen, incluyendo la purga de la Corte Suprema de Justicia, parece estar detrás de esta nueva arremetida contra Humberto Ortega.
La dictadura anunció que cualquier información adicional será comunicada a través de notas oficiales, manteniendo un estricto control sobre la narrativa pública.
Este episodio no es solo un reflejo de la desconfianza y las tensiones internas dentro del régimen, sino también un recordatorio de cómo la dictadura de Daniel Ortega no se detiene ante nada, ni siquiera ante la represión de su propia familia, para mantener su poder.
La situación de Humberto Ortega es una advertencia clara de la brutalidad con la que el régimen está dispuesto a actuar contra cualquier disidencia, incluso cuando proviene de las filas más cercanas al poder o forma parte de su familia.