El obispo nicaragüense, Rolando Álvarez, expreso político de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y desterrado en enero pasado al Vaticano, ha sido nombrado por el papa Francisco como delegado para la segunda asamblea sinodal que se celebrará del 2 al 27 de octubre de este año.
Álvarez, obispo de Matagalpa y Estelí, figura en la categoría de delegados papales a la segunda asamblea sinodal. Esta categoría está compuesta por aquellos prelados escogidos directamente y por iniciativa propia del papa Francisco.
El obispo nicaragüense está exiliado en El Vaticano después de ser arrestado por la dictadura y sentenciado a 26 años de prisión por conspiración. Álvarez, un carismático sacerdote y obispo que visitaba comunidades y practicaba deportes o bailaba con los feligreses, se convirtió en uno de los mayores enemigos de la dictadura tras señalar las injusticias contra la población.
En la asamblea participan con 368 miembros votantes, incluidos 272 obispos y 96 no obispos. Ha habido 26 cambios, principalmente sustituciones con respecto a la primera asamblea celebrada el año pasado. Hay 8 invitados especiales, mientras que el número de delegados fraternos ha aumentado de 12 a 16, lo que refleja el creciente interés de las Iglesias hermanas en el viaje sinodal. También confirmó la presencia de dos obispos de China, otro país donde la iglesia católica es perseguida por el régimen comunista.
La dictadura de Ortega ha desatado una demencial persecución contra la Iglesia Católica, expulsando a tres obispos y más de 50 sacerdotes, así como monjas como las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta.
Más del 70% de los sacerdotes de las diócesis que presidía Álvarez han sido expulsados del país.
La segunda asamblea del Sínodo estará precedida por dos días de retiro espiritual el 30 de septiembre y el 1 de octubre en el Vaticano, guiados por meditaciones del padre dominico Timothy Radcliffe y la madre benedictina Ignazia Angelini. Liderarán las oraciones durante el Sínodo, junto con el padre Camaldolese Matteo Ferrari, que será responsable de las liturgias; y los monjes de Camaldoli.