Cada 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se conmemora en un contexto de alarmantes cifras y un llamado urgente a la acción. En Centroamérica, esta problemática es particularmente grave, como lo evidencian los datos de feminicidios, violencia física, sexual y psicológica, que no cesan de aumentar año tras año.
En América Latina y el Caribe, la violencia de género sigue siendo un flagelo que afecta a millones de mujeres y niñas, con consecuencias devastadoras para sus vidas y sus derechos humanos.
El Salvador: ¿país seguro con aumento de esta violencia?
En El Salvador, la situación es crítica. La Red Feminista frente a la Violencia contra las Mujeres (RED-FEM) ha señalado un incremento del 15% en todas las formas de violencia contra las mujeres entre 2022 y 2023.
Los datos de la Fiscalía General de la República (FGR) son alarmantes: en el periodo de junio de 2023 a mayo de 2024 se reportaron 130 feminicidios, lo que refleja un aumento en comparación con el año anterior.
Asimismo, la violencia sexual creció un 13%, con 8,984 casos registrados, y la violencia física subió un 17%, con 2,664 denuncias.
La violencia estructural y la falta de respuestas efectivas por parte del sistema judicial continúan perpetuando un ciclo de impunidad y sufrimiento para las mujeres.
Honduras: escalada de feminicidios y violencia intrafamiliar
Honduras no está lejos de esta triste realidad. Según datos recientes, el país registró 187 muertes violentas de mujeres entre enero y septiembre de 2024, un número alarmante que refleja la persistente violencia de género. Los departamento de Cortés y Francisco Morazán lideran las cifras de feminicidios. La violencia no sólo se limita a los feminicidios, sino que también está presente en el seno de las familias, donde las mujeres son víctimas de maltrato físico y psicológico por parte de parejas, hijos y hermanos.
Femicidio: el acto final de un ciclo mortal de violencia contra las mujeres. 🌀
Las primeras señales de alerta son pequeñas. Aprende a reconocerlas. Alza la voz y salva vidas. 🗣️❤️🩹
Podemos prevenir estas muertes. #NoHayExcusa #16Días pic.twitter.com/Nl38oY8IhK
— ONU Mujeres (@ONUMujeres) November 23, 2024
La impunidad, la falta de acceso a la justicia y las barreras sociales siguen siendo grandes obstáculos para la erradicación de esta violencia.
Guatemala: cientos de muertes y aumento de denuncias
En Guatemala, la violencia contra las mujeres también muestra una tendencia ascendente. Es el país de la región con más muertes violentas de mujeres, superando en este año las 432 hasta mediados de este mes.
Según el Ministerio Público, entre julio de 2023 y junio de 2024 se registraron 47,871 denuncias de violencia, lo que representa un aumento del 7 % en comparación con el año anterior.
La violencia en el país se manifiesta de diversas formas, desde agresiones físicas y sexuales hasta desplazamiento forzado y desapariciones. Las causas de esta violencia son complejas e incluyen la pobreza, la exclusión y la impunidad.
Belice: reducción en las denuncias, pero persisten desafíos
Belice ha experimentado una reducción en los delitos graves y la violencia doméstica en 2024, según informes del Observatorio del Delito. Sin embargo, las tasas de violencia doméstica siguen siendo preocupantes. En el tercer trimestre de 2024, las denuncias de violencia doméstica disminuyeron en un 12%, pero las mujeres continúan siendo las principales víctimas de este tipo de violencia.
No son solo datos. Son vidas perdidas.
Necesitamos financiar planes nacionales para poner fin a la violencia contra las mujeres. Ya.#NoHayExcusa para la inacción. #16Días #ÚNETE pic.twitter.com/YsIO5CXD8y
— ONU Mujeres (@ONUMujeres) November 22, 2024
Factores como el abuso de sustancias y los conflictos de comunicación siguen alimentando estos comportamientos violentos, lo que resalta la necesidad de intervenciones más efectivas para prevenir y erradicar la violencia.
Costa Rica y Nicaragua: desafíos persistentes a la seguridad de las mujeres
Costa Rica y Nicaragua también enfrentan graves retos en la protección de las mujeres. En Costa Rica, se han reportado 70 muertes violentas de mujeres en lo que va del 2024, 21 de ellas clasificadas como feminicidios. En Nicaragua, al menos 60 mujeres han perdido la vida de manera violenta en lo que va del año.
Aunque ambos países han adoptado leyes para prevenir la violencia de género, la implementación efectiva de las mismas y el acceso de las víctimas a la justicia siguen siendo insuficientes.
La realidad en Latinoamérica
A nivel regional, las cifras también son alarmantes. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2023 al menos 3,897 mujeres fueron víctimas de feminicidio o femicidio en 27 países y territorios de América Latina y el Caribe.
Esto equivale a al menos 11 muertes violentas de mujeres cada día. Aunque los avances legislativos han sido significativos, como la adopción de leyes para penalizar el feminicidio y prevenir la violencia, la violencia contra las mujeres sigue siendo una constante en la región.
La violencia contra las mujeres no solo es un problema social, sino una grave vulneración a los derechos humanos. Las políticas públicas deben orientarse a garantizar la protección efectiva de las víctimas, mejorar los sistemas de denuncia y proporcionar acceso a servicios de salud, apoyo psicológico y asistencia legal. También es crucial erradicar las barreras estructurales que impiden a las mujeres acceder a la justicia y a la protección que necesitan.
En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es fundamental recordar que la violencia de género no sólo afecta a las víctimas directas, sino a toda la sociedad.
Aunque se han logrado avances en términos legislativos y en la visibilidad del problema, la violencia contra las mujeres sigue siendo una pandemia que azota con fuerza a la región.
Para erradicarla, es esencial no solo fortalecer las leyes y protocolos, sino también transformar las estructuras patriarcales y sociales que perpetúan la violencia.
La lucha por una vida libre de violencia para todas las mujeres debe ser una prioridad en la agenda política y social de los países de Centroamérica.