Guido Martinelli se robó el show. El designado embajador de Panamá en el Reino Unido demostró este martes que su arte de balbucear es enorme. Su espectáculo durante su comparecencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional tuvo tintes de tragicomedia y su elocuencia podría competir con un disco rayado y sus pausas dramáticas bien podrían encajar en una novela turca. Algunos sostienen que estaba borracho. Otros le dieron el beneficio de la duda y especularon que podría haber estado medicado. Pero de que se robó el show, se lo robó.
Todo comenzó con el diputado independiente Augusto Palacios, quien, entre la confusión y el asombro, soltó la pregunta del millón tras escucharlo balbucear y arrastrar palabras: “¿Usted se siente bien?”.
Una cuestión aparentemente sencilla, pero que al parecer descolocó al embajador, quien respondió que sí… aunque acto seguido confesó que estaba “un poco nervioso”.
El embajador de Panamá ante el Reino Unido, Guido Martinelli, trataba de dar a conocer su plan de trabajo ante la comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional, sin embargo, fue cuestionado por los diputados ante la falta de claridad en su presentación. pic.twitter.com/qsmixIGUV7
— Aracelis Quintero (@AracelisQuinter) January 7, 2025
Los diputados, visiblemente preocupados (y probablemente entretenidos), sugirieron un receso para que Martinelli tomara aire. Pero el embajador, en un acto de heroísmo diplomático, aseguró que podía continuar. Y lo hizo: entre balbuceos, incoherencias y una expresión grosera que añadió un toque de irreverencia a su performance, logró mantener a todos al borde del asiento, aunque no por las razones correctas.
El diputado Jhonathan Vega, quien claramente estaba decidido a llegar al fondo del asunto, hizo la pregunta que muchos en la sala ya se hacían en silencio: “¿La Cancillería realiza pruebas antidoping?”. Una interrogante directa, considerando que el embajador mostraba todas las señales de estar en otro planeta: confusión, falta de coordinación motora y un discurso que oscilaba entre lo críptico y lo incomprensible.
La pregunta no cayó bien a Martinelli, quien respondió con visible enojo, pero los diputados insistieron.
Después de todo, no todos los días se presencian dotes diplomáticas que hacen que uno se pregunte si el representante de su país está listo para una reunión internacional o necesita una siesta urgente.
El diputado Roberto Zúñiga, con una mezcla de incredulidad y vergüenza ajena, pidió al presidente de la comisión reconsiderar el nombramiento.
“Esto da pena, presidente. Estamos hablando de quien va a representar al país en el Reino Unido”, sentenció, recordándonos que la diplomacia es un asunto serio. O al menos debería serlo.
Para cerrar con broche de oro, el diputado Vega expresó su preocupación por los posibles errores graves que Martinelli podría cometer en su cargo.
Así, entre cuestionamientos, confusiones y unas cuantas risas incómodas, el embajador designado demostró que, al menos, sabe cómo llamar la atención.
Martinelli se disculpa
El diplomático externó una disculpa pública, con un comunicado, y dijo que su condición se debió al uso de medicamentos prescritos.
“Por prescripciones médicas y uso de medicamentos recetados por profesionales idóneo, hoy sufrí un efecto anómalo al momento de presentarme ante la Asamblea Nacional”, dijo.
“Cometi el error de presentarme a la citación en la Asamblea, a pesar de no estar en mi mejor condición. Debí mandar excusas pertinentes y solicitar hacerlo en otro momento o tomar un receso en medio de la sesión”, agregó.
Incluso dijo estar dispuesto a someterse a pruebas para probar lo que expuso.