Un tono de reclamo, y a la vez de súplica cristiana, impera en la carta pública que los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica emitieron en demanda del cese de la violencia homicida que afecta a este país centroamericano.
El comunicado de prensa de la organización señala que los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR), manifiestan “su dolor y consternación ante tantas muertes violentas en nuestro país”, incluyendo el asesinato del agente Geiner Zamora, subjefe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Zamora fue gravemente herido a balazos por sicarios en motocicletas, mientras cenaba en un restaurante local en un cantón de la provincia de Limón, caribe costarricense en disputa por varios grupos de carteles del narcotráfico.
El crimen ha causado conmoción a tal grado, que hasta el Secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ofreció a Costa Rica ayuda de las agencias de investigación y contra drogas, FBI y DEA, para combatir el crimen organizado radicado en el país.
“Estas muertes no solo enlutan a sus familias, sino que también nos interpelan como sociedad, llamándonos a reflexionar sobre la violencia que sigue ensombreciendo nuestro país”, dice el comunicado de los obispos.
La violencia homicida en Costa Rica viene incrementándose desde 2017, alcanzando sus climax en 2023 y 2024, con cifras de 907 y 880 homicidios, respectivamente.
“La vida es un don sagrado, un regalo de Dios que debemos custodiar y respetar. Cada acto de violencia, especialmente aquel que arrebata la vida de quienes dedican sus esfuerzos a proteger y servir a la comunidad, es un atentado contra la dignidad humana y contra el plan de amor que Dios tiene para cada uno de nosotros”, clamaron los obispos.
“No podemos permitir que el miedo, la indiferencia o la impunidad se instalen en nuestro corazón. Como nos enseña el Evangelio, estamos llamados a ser constructores de paz, a promover el diálogo y a buscar soluciones que fortalezcan el tejido social de nuestra nación”, dice a carta de los religiosos.
El clero costarricense invitó a la comunidad tica a “unirse en oración por el eterno descanso de tantos hermanos nuestros que han sufrido muertes violentas y a orar también por sus familias que sufren su separación repentina”.
A la vez, los obispos hacen un llamado a las autoridades para que redoblen sus esfuerzos “en erradicar esa lacra” e implementar políticas públicas que aborden las raíces de la violencia.
“La paz no se construye solo con medidas de seguridad, sino también con educación, oportunidades y una cultura del encuentro que valore la vida por encima de todo”, dijeron los líderes católicos.