La elección del canciller surinamés, Albert Ramdin como nuevo Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) despertó suspicacias, voces críticas y un mensaje claro del Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio sobre cuáles deberían ser sus prioridades.
Rubio lo felicitó públicamente en un comunicado pero también le hizo una clara advertencia sobre lo que Washington espera de su gestión respecto a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Rubio destacó que la OEA debe mantener su papel como “el principal foro multilateral de nuestra región” y que la administración estadounidense espera que Ramdin continúe con la línea de defensa de la democracia y los derechos humanos que caracterizó a su predecesor.
“La OEA debe mantenerse firme en su compromiso de promover elecciones libres y justas y salvaguardar las libertades fundamentales”, enfatizó.
Además, el jefe de la diplomacia estadounidense subrayó la necesidad de fortalecer la institución frente a “los regímenes autoritarios corruptos de Cuba, Venezuela y Nicaragua”, tres países que ya no forman parte del foro interamericano.
“Estas amenazas ponen en peligro tanto nuestros intereses de seguridad nacional como nuestra estabilidad económica”, advirtió Rubio, quien insistió en la urgencia de aplicar reformas institucionales y garantizar la sostenibilidad financiera del organismo.
Críticas y desconfianza ante la elección de Ramdin
La llegada de Ramdin no ha estado exenta de controversia. Críticos de la administración saliente y de los regímenes autoritarios en la región han expresado su desconfianza sobre la postura que adoptará el diplomático surinamés frente a gobiernos como el de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel.
El exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, fue uno de los más duros en su reacción.
A través de su cuenta en la red social X, afirmó: “El nuevo Secretario General de la OEA Albert Ramdin es un defensor omiso y sumiso de la dictadura sangrienta de Cuba con 66 años en el poder. Hoy la OEA ha muerto”.
McFields, quien en 2022 rompió con el régimen de Daniel Ortega denunciando las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, ha señalado en reiteradas ocasiones que Ramdin no representa un liderazgo firme contra las dictaduras del hemisferio.
La elección de Ramdin marca un cambio de tono en la OEA, que durante la gestión de Almagro fue un actor clave en la denuncia de la represión en Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Su antecesor, quien ocupó el cargo desde 2015, lideró las sanciones y condenas más duras contra esos gobiernos, alineándose con Washington y otros países del continente.
La expectativa ahora recae en cómo el nuevo secretario general abordará la crisis democrática en la región y si se distanciará de la línea dura de Almagro o si, por el contrario, adoptará un enfoque más conciliador.
Para la administración estadounidense, la elección de Ramdin supone un reto, y la advertencia de Rubio deja claro que Washington seguirá exigiendo firmeza en la defensa de la democracia.