La dictadura de Nicaragua arremetió contra la política arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump y, casi al mismo tiempo, consolidó su cooperación con Huawei, la empresa china sancionada por Washington, en un doble gesto que tensiona aún más sus relaciones con Estados Unidos.
Durante la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en Honduras, el canciller sandinista Valdrack Jaentschke rechazó enérgicamente los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos y pidió a los países miembros una “sesión urgente y permanente” para analizar el impacto de estas medidas sobre las economías de la región.
“Rechazamos las medidas restrictivas al comercio internacional por medio de la imposición antojadiza de aranceles”, dijo Jaentschke, en representación del dictador Daniel Ortega y su esposa y co dictadora, Rosario Murillo, quienes no asistieron al cónclave.
Horas antes, Ortega recibió en Managua a Zhou Danjin, presidente de Huawei para América Latina, con el objetivo de “afianzar la cooperación tecnológica entre Nicaragua y la empresa china”, según medios oficiales.
El encuentro también contó con la presencia de Zhou Yi, representante interino de la embajada china en el país.
Huawei y el giro hacia China
Huawei ha sido señalada por sus vínculos con el aparato de vigilancia del Partido Comunista Chino y enfrenta sanciones desde 2019 por parte de Estados Unidos. Sin embargo, ha encontrado terreno fértil en Nicaragua, donde el régimen sandinista ha restringido severamente las libertades digitales y civiles.
En noviembre de 2023, Huawei y el régimen formalizaron su “Plan de Transformación Digital y Tecnologías 5G para Nicaragua”.
La preparación de ese acuerdo había comenzado al menos un año antes, cuando Telcor —dirigido por la funcionaria sancionada Nahima Díaz, hija del jefe policial Francisco Díaz, también sancionado por crímenes de lesa humanidad— reservó bandas de frecuencia para 5G, facilitando el ingreso de la empresa china.
Además de Ortega, funcionarios como Laureano Ortega Murillo, hijo de los tiranos, e Iván Acosta, ministro de Hacienda, visitaron la sede de Huawei en Beijing, en una muestra del fortalecimiento de los vínculos con China, tras la ruptura con Taiwán en 2021 y el distanciamiento progresivo con Occidente.
Impacto económico y sanciones en puerta
La nueva ronda de aranceles anunciada por Donald Trump incluye una tarifa mínima del 10 % para la mayoría de países, pero eleva la carga al 18 % para economías como la nicaragüense, catalogadas por EE.UU. como “infractores” por aplicar barreras comerciales y fiscales a productos estadounidenses.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, indicó que habrá una moratoria de 90 días para negociar con aliados clave, pero Nicaragua no está incluida entre los primeros convocados.
Según datos oficiales, Estados Unidos sigue siendo el principal destino de las exportaciones nicaragüenses, con un 38,7 % del total en 2024, centradas en productos como arneses, textiles, café, oro y tabaco.
Un aumento de aranceles podría tener un efecto inmediato sobre los precios y las proyecciones económicas para 2025, que el Banco Central estimaba entre 3,5 % y 4,5 % de crecimiento, con una inflación de hasta el 4 %.
En paralelo, el Congreso estadounidense avanza en dos investigaciones que podrían afectar aún más a Managua: una revisión para excluir a Nicaragua del tratado de libre comercio CAFTA-DR y otra sobre graves violaciones a derechos humanos y libertades empresariales cometidas por el régimen de Ortega.
Huawei y el espionaje
El caso nicaragüense contrasta con el de Costa Rica, donde Huawei enfrenta obstáculos legales para participar en la licitación de la red 5G, debido a un decreto que restringe el acceso a empresas de países no adheridos al Convenio de Budapest sobre ciberdelincuencia, lo que excluye a China, Rusia e India.
Mientras Huawei avanza en Nicaragua sin contrapesos ni control ciudadano, en Costa Rica los recursos legales han paralizado temporalmente el proceso, en medio de una controversia sobre seguridad digital y transparencia.