El funeral del papa Francisco se celebrará este sábado 26 de abril a las 10:00 a.m. (hora de Roma, 4:00 de la madrugada de Panamá, 3:00 para el resto de Centroamñerica) en la Plaza de San Pedro, ceremonia que será presidida por el decano del Colegio de Cardenales. La Santa Sede ha iniciado ya los preparativos para lo que será un acto histórico, cargado de simbolismo y seguido por millones de fieles en todo el mundo.
Antes del funeral, los restos del pontífice serán trasladados en procesión desde la residencia de Santa Marta hacia la Basílica de San Pedro, donde a partir del miércoles se abrirá un velatorio público, permitiendo a creyentes y autoridades rendirle homenaje.
Entre el luto y la transición
Mientras miles de fieles se congregan en Roma, los cardenales de todo el mundo ya se encuentran reunidos en el Vaticano no solo para planificar los detalles del funeral, sino también para preparar el cónclave que elegirá al próximo líder de la Iglesia católica.
El proceso de elección está regido por normas estrictas. Solo los cardenales menores de 80 años pueden votar, y el número máximo de electores está limitado a 120. Actualmente, hay 135 cardenales elegibles, aunque este número podría variar antes de que inicie el cónclave.
El ritual del cónclave
Una vez iniciado el proceso, el cónclave se desarrolla en la Capilla Sixtina, bajo estricto secreto. La primera votación se lleva a cabo por la tarde, luego de una misa. Si no hay consenso, durante los días siguientes se realizan hasta cuatro votaciones diarias —dos por la mañana y dos por la tarde— hasta que uno de los candidatos alcance dos tercios de los votos.
Cada cardenal votante escribe su elección en una papeleta que lleva la frase en latín “Eligo in Summum Pontificem” (“Elijo como sumo pontífice”), y tras un juramento solemne, deposita su voto en una urna especial. Tres cardenales escrutadores se encargan de revisar, leer y contabilizar cada voto.
Cuando no hay resultado, las papeletas se perforan y se queman, generando el icónico humo negro, señal para el mundo de que aún no hay un nuevo papa. Cuando finalmente se alcanza un consenso y el elegido acepta, el humo se vuelve blanco, anunciando que la Iglesia tiene un nuevo líder espiritual.
Un momento decisivo para el catolicismo
La muerte del papa Francisco marca el fin de una etapa significativa para la Iglesia, caracterizada por un enfoque pastoral, cercanía a los pobres y apertura al diálogo global. Con su partida, se abre un nuevo capítulo lleno de expectativas sobre el rumbo que tomará la Iglesia en los próximos años.
El mundo observa atento mientras el Vaticano transita entre la despedida de un pontífice querido y la elección del próximo guía espiritual de más de mil millones de católicos.