Luego de más de una década de tensiones comerciales, Guatemala y Perú pusieron fin a una prolongada disputa por aranceles agropecuarios y firmaron finalmente el protocolo que permitirá la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) suscrito hace 12 años entre ambas naciones.
En una notificación conjunta al Órgano de Solución de Diferencias de la Organización Mundial del Comercio (OMC), ambos países informaron que alcanzaron una “solución mutuamente convenida” respecto al conflicto iniciado en 2013, cuando Guatemala llevó el caso ante la OMC alegando que el sistema de banda de precios implementado por Perú imponía aranceles adicionales contrarios a los compromisos comerciales internacionales.
Aunque un panel emitió un dictamen favorable a Guatemala en 2015, el proceso se estancó en el Órgano de Apelación de la OMC, bloqueado desde 2019 por falta de jueces debido a la negativa de Estados Unidos de aprobar nuevos nombramientos.
Ante la parálisis en la instancia de apelación, Perú y Guatemala optaron por un arreglo bilateral, sumándose a otros miembros de la OMC que buscan vías alternativas para resolver sus diferencias sin depender del sistema tradicional.
Entrada en vigor del TLC beneficiará a pymes y agroexportadores
Con la disputa resuelta, ambos países oficializaron este nuevo capítulo bilateral con la firma del Protocolo del Tratado de Libre Comercio, en una ceremonia celebrada en el Palacio de Gobierno de Lima.
El acto fue presidido por la presidenta peruana Dina Boluarte y contó con la participación de la ministra peruana de Comercio Exterior y Turismo, Desilú León, y la ministra guatemalteca de Economía, Gabriela García.
“Con la firma del protocolo del Tratado de Libre Comercio entre Perú y Guatemala, damos hoy un paso histórico hacia una integración comercial mucho más profunda, justa y solidaria”, afirmó Boluarte. Subrayó además que el acuerdo no solo tiene un valor económico, sino también político y estratégico.
Según las autoridades, el TLC representa una oportunidad clave para las pequeñas y medianas empresas, así como para fortalecer las exportaciones agroindustriales, sectores que podrán beneficiarse del acceso preferencial a ambos mercados.
Este avance marca un hito en las relaciones económicas entre los dos países y abre una nueva etapa de cooperación regional que se espera genere impactos positivos para productores, consumidores y exportadores en toda Centroamérica.