El papa Francisco bendijo este sábado en El Vaticano un nacimiento guatemalteco que adornará el aula Pablo VI durante esta Navidad.
El pesebre fue elaborado por la organización Eventos Católicos, un ministerio de laicos católicos guatemaltecos. La obra tiene tres metros de profundidad, tres de altura y cuatro de ancho, con figuras de María, José y los ángeles del tamaño promedio de una persona, que tallaron los artesanos guatemaltecos. El Niño Dios está a los pies de la Monja Blanca, la flor nacional guatemalteca.
El canciller guatemalteco, Mario Búcaro estuvo presente en la ceremonia a la que también asistieron los representantes de los municipios italianos de Sutrio (norte) y Roselló (centro), de donde provienen los otros regalos oficiales que decorarán la plaza de San Pedro este año, otro nacimiento y un árbol de Navidad, respectivamente.
El nacimiento guatemalteco está hecho de madera de cedro, con una semiesfera a modo de gruta donde se exhibe la Sagrada Familia. El pesebre está decorado con telas de colores, donde predomina el dorado. El arquitecto José Miguel Asturias fue elegido encargado de la dirección artística.
“Es un regalo al Santo Padre y es un regalo al pueblo guatemalteco en estas épocas navideñas, es un regalo de amor pero fundamentalmente, un regalo de paz para todos”, dijo el embajador guatemalteco ante la Santa Sede, Alfredo Vásquez.
Será la primera vez que un nacimiento no diseñado por italianos adornará el Aula Pablo VI del Vaticano.
El Papa recibió este sábado los nacimientos y el árbol navideño y dijo que “si realmente queremos celebrar la Navidad, redescubramos a través del pesebre la sorpresa y el asombro de la pequeñez, la pequeñez de Dios,que se hace pequeño, que no nace en el esplendor de las apariencias, sino en la pobreza de un establo”.
Haciendo referencia al árbol de Navidad, el Papa Francisco dijo a los presentes que “como los árboles, los hombres también necesitan raíces”.
Además, el Papa Francisco dijo que el árbol de Navidad, con sus luces, “nos recuerda a Jesús que viene a iluminar nuestra oscuridad, nuestra existencia a menudo encerrada en las sombras del pecado, del miedo, del dolor”.
En cuanto al pesebre, el Papa dijo que “nos ayuda a redescubrir la verdadera riqueza de la Navidad, y a purificarnos de tantos aspectos que contaminan el paisaje navideño”.