Casi seis años después de que Panamá estableció relaciones con la República Popular China, el expresidente panameño Ernesto Pérez Balladares se cuestiona en qué ha beneficiado a su país esa relación.
“Después de haber abierto esas relaciones (con China) y haber cerrado las relaciones con Taiwán, uno se pregunta, ¿cuál ha sido el plan? ¿qué ha se ha logrado conseguir con ese plan? ¿dónde están las bonanzas de esa relación?”, cuestionó Pérez Balladares en el programa Testigo Directo de la televisión colombiana.
El gobierno panameño se dejó seducir en 2017 por el dinero del país asiático que entró con ímpetu y en solo cinco años y medio sus compañías ya se agenciaron importantes proyectos de infraestructura. Los críticos dicen “cuidado” con la trampa de la deuda.
La estrategia del gigante asiático es simple: dinero. Utilizando la diplomacia de la chequera, China ha logrado agenciarse importantes proyectos de infraestructura nacional, uno de sus ámbitos preferidos, advierte el análisis de Testigo Directo.
El expresidente panameño Ernesto Pérez Balladares tiene una clara visión de lo que está ocurriendo y la externa sin reparos.
“En nada benefició a Panamá romper relaciones con Taiwán (un socio estratégico durante décadas) para establecerlas con China continental”, dice”, dice el exmandatario, quien gobernó Panamá entre 1994 y 1999.
“No veo que haya todavía un intercambio comercial adecuado o esperado o deseado, no veo que nos hayamos convertido en proveedor de absolutamente nada para China, que no podemos decir lo contrario”, dice.
Lo que sí advierte Pérez Balladares es el rumor es que la presencia de los chinos en tierras panameñas”puede suponer hasta espionaje”.
En ese sentido, el expresidente dice que “ha visto una cantidad de establecimientos de los chinos en todo el país y algo me dice a mí que hay alguna vinculación de esos establecimientos con la embajada china y tienen una red”.
Antecedentes
Antes del establecimiento de las relaciones diplomáticas el 12 de junio de 2017, China continental era ya el segundo mayor usuario del Canal de Panamá.
Entre 2017 y 2018, empresas de China se adjudicó importantes proyectos de millonaria inversión, como la Terminal de Cruceros del Pacífico, por $165 millones; el Centro de Convenciones de Amador, por $207 millones; y la próxima construcción de un puerto para buques en el atlántico que implicarÍa $900 millones.
Sin embargo, especialistas panameños advierten que se debe ser muy cauto con estos proyectos, porque es conocido que China impone sus condiciones “muy a su favor” en los proyectos y cuando los países no pueden pagar la deuda, tienen todo arreglado para quedarse con la obra o establecer otras condiciones que no favorecen a los gobiernos locales.
El cuestionado Varela
El rompimiento de las relaciones con la República de China (Taiwán), que databan desde 1949, y el abrazo de China continental fue durante el gobierno de Juan Carlos Varela, quien tras dejar el poder político se vio salpicado por escándalos de corrupción, como el de Odebrecht, y que se habría beneficiado, entre otros, de la diplomacia de la chequera.
“Recibíamos mayores beneficios económicos y políticos con la relación con Taiwán”, afirmó Pérez Balladares.
Cuando se rompió el esquema político-diplomático que se manejaba, se habló de que las exportaciones panameñas crecerían considerablemente hacia China. Sin embargo, en 2022 mientras el país canalero importó $922 millones en productos, tan solo exportó $27 millones, lo que claramente evidencia el desbalance en la relación comercial.
Pero, desde aquel 2017, casi medio centenar de acuerdos, principalmente comerciales y culturales, se han establecido entre las dos naciones.
A pesar de que el modelo de China difiere considerablemente del establecido en las democracias latinoamericanas, porque en ese país asiático ni importan las libertades, ni los derechos humanos ni la privacidad de información, Panamá ha querido mantener el discurso del beneficio de tener relaciones con el enorme mercado asiático de 1,400 millones de habitantes.
Panamá fue, como dicen los críticos en la nación del Canal, la joya de la corona, el país estratégico que tanto deseaban los chinos. Y ahora están ahí.