Dicen que en toda Centroamérica no hay tanta pasión, entrega y muestras de fe como las que se viven durante las procesiones de la Cuaresma y de Semana Santa de Guatemala. Y la afirmación, como dicen muchos guatemaltecos, es fácil de probarla, basta con ver las multitudinarias manifestaciones que se viven en la capital, en la ciudad de Antigua y en otras comarcas de este país.
Todo comienza el Miércoles de Ceniza, el inicio de la Cuaresma. Desde ese día, millares de católicos en este país se involucran de lleno en una colorida tradición que tiene su máxima expresión durante la llamada Semana Mayor.
Este domingo, cuarto de Cuaresma, en la capital las actividades comenzaron a las 7:30 de la mañana, con el cortejo de Jesús Nazareno de la Misericordia y Virgen de Dolores, en la que militares montaron la guardia de honor. Esto es en la zona 10 de la capital, una zona por años considerada residencial.
También se realiza la procesión Jesús Nazareno Justo Juez y Virgen de Dolores, en la zona 1; la Infantil con las réplicas de Jesús Nazareno del Consuelo y María Santísima de los Dolores, en la misma zona 1; la del Nazareno de la Parroquia San Sebastián; y la de Jesús Nazareno Redentor del Mundo de la Parroquia La Santísima Trinidad, zona 3. Cada una solemne, religiosamente cautivante, llena de simbolismos e historia. No importa cuál sea la más multitudinaria, lo que de verdad interesa es que se viva con fe.
A diferencia del resto de países centroamericanos, donde también hay tradiciones similares en las que en procesiones y cargando imágenes religiosas los católicos recuerdan la muerte, pasión y resurrección de Jesucristo durante la Semana Santa, aquí se vive con una devoción que los lleva a hacer recorridos durante los viernes, sábados y domingos durante la Cuaresma.
Y cada evento es tan solemne, tan colorido, tan multitudinario que asombra.
Y aunque no hay una organización central de estas múltiples actividades religiosas, cada año los participantes tratan de superarse así mismo con la alfombras de aserrín multicolor que durante horas elaboran los mismos miembros de las comunidades y grupos católicos.
Cada procesión cuenta con el mismo ritual, aunque no sea la principal de la Cuaresma.
Por eso es patrimonio de la humanidad
Y si los procesos procesionales previos a la Semana Mayor son inmensamente ricos en sus mensajes religiosos, los de la Semana Santa son, de verdad, impresionantes.
Estos suelen durar horas y mientras los participantes directos cargan las imágenes sacras, acompañadas de la música de solemnidad y cantos, avanzando sobre las coloridas alfombras, miles de fieles observan, con pasión, el avance de estos recorridos.
Por todo esto, con el profundo arraigo que hay como fenómeno sociocultural, es que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró el 26 de febrero que la celebración de la Semana Santa de Guatemala es un Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, algo que hasta el mismo presidente Alejandro Giammattei aplaudió, para darle paso ese día a una de las tantas procesiones.
“Expertos de todo el mundo estudiaron los elementos que componen a nuestra Semana Santa, logrando una histórica y emocionante votación” en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), dijo el viceministro del Patrimonio Cultural, Mario Maldonado aquel.
“La Semana Santa la vivimos diferente al mundo” en Guatemala, declaró el ministro de Cultura, Felipe Aguilar.
Las actividades que se remontan a una combinación de costumbres culturales mayas y cristianas, han llegado a tener tanta importancia que hasta se definen como mágicas.
Sin discusión, esta combinación de creencias hacen que la Semana Santa en Guatemala, y todo el cortejo previo, sea única.