El ídolo del fútbol salvadoreño Mágico González cumple 66 años

Buenos futbolistas hay muchos en El Salvador, pero Mágico solo 1. Jorge González sigue cautivando a los suyos a pesar del tiempo.

El popular y siempre querido Jorge Alberto González Barillas, el Mágico, cumple 66 años este 13 de marzo, encumbrado por sus habilidades futbolísticas y la sencillez de su carácter, que a pesar del tiempo lo mantienen en el top del corazón de sus compatriotas.

Recordado por un impresionante manejo del balón, por su paso por el Cádiz de España y por su asistencia al mundial España 82, Jorge es, en un país donde el deporte de alto rendimiento parece ajeno a las glorias, el punto de referencia en muchos sentidos.

Con su pelo largo y desaliñado, ahora teñido de la plata que deja el paso del tiempo, el Mágico sigue cautivando a las hordas de seguidores, de todas las edades, por donde aparece.

Incluso, el principal estadio deportivo nacional lleva su nombre y actualmente está en remodelación y se anunció ya una reinauguración pomposa para rendirle tributo a un tipo que en medio de sus “locuras” nunca abandonó su sencillez.

En su momento, en los 80, Diego Armando Maradona se refirió a Jorge como “el mejor jugador del mundo”.

Dueño de una gambeta impresionante y con un cambio de ritmo difícil de lograr, se dice que las jugadas que llegaron a hacer Lionel Messi y Cristiano Ronaldo “Jorge las hacía, pero mientras dormía”.

El Cádiz, equipo con el que debutó en 1982 y para el que jugó durante 3 años, felicitó al Mágico con un mensaje en redes sociales.

“Hoy es el cumpleaños del único, incomparable e irrepetible, una de las más grandes estrellas de la historia del fútbol mundial! ¡Feliz cumpleaños, Mágico González!”, publicó el club en sus redes sociales junto a una foto añeja del hombre que cautivó no solo al equipo, sino también a una ciudad tan fiestera como el futbolista salvadoreño.

Precisamente esa su juerga fue el principal freno del deportista, quien confesó en una ocasión que el amor por la noche y lo fiestero no se lo quitaba ni su madre.

“Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco (cabeza): no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme”, respondió en sus mejores años.

Fue pretendido en su momento por equipos como el Barcelona y el PSG.

“Sé de un loco que sigue tan loco que hasta su locura resulta genial”, dice una canción gaditana dedicada al salvadoreño.

Sus jugadas fueron tan populares como sus parrandas y su sencillez.

Se cuenta que en una ocasión llegó descalzo al entrenamiento porque, en el camino, se topó con un indigente y le regaló su calzado.

De esas historias se cuentan por montones, lo que alimenta el mito.

Debutó en 1977 en el ANTEL de El Salvador y jugó para el FAS, Valladolid y la selección salvadoreña. Se retiró en el 2000.

 

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