Mientras más productos ingresan con la leyenda “made in China” a los mercados de Centroamérica, la región apenas aporta un 0.8 % en las exportaciones al gigante asiático, reveló este jueves la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En su estudio de perspectivas del comercio internacional, la agencia de la ONU, con sede en Chile, dedicó un capítulo a la relación entre América Latina y el Caribe con China, la segunda economía más grande del mundo y también el segundo socio comercial más importante para la región.
La Cepal detalló que el valor del intercambio comercial entre América Latina y el Caribe con China se multiplicó 35 veces desde 2000, cuando apenas superaba los $14,000 millones mientras que para 2022 llegó a $500,000 millones.
En las últimas dos décadas, un 93 % de las exportaciones a China provino de América del Sur, principalmente de Brasil, Chile y Perú. Entretanto, un 6 % de los envíos se originó de México, mientras que Centroamérica y el Caribe tuvieron una participación inferior a un 1 %.
Al otro lado de la balanza comercial, México es el principal importador de China, con un 38 % del total de compras, seguido de los países sudamericanos que concentran en su conjunto un 52 %, Centroamérica un 7 % y el Caribe un 3 %.
Al cierre del primer trimestre, las exportaciones de Costa Rica hacia China crecieron un 8 %, mientras que hubo una fuerte contracción en los envíos desde El Salvador, un 87 %, en Guatemala de un 74 % y en Honduras de un 10 %. Nicaragua y Panamá no reportan datos, según el estudio de la Cepal.
Costa Rica fue el primer país del istmo en contar con un tratado de libre comercio con Pekín, mientras que con El Salvador se anunció un acercamiento en noviembre de 2022 pero no se han confirmado avances.
También con Honduras se confirmó el inicio de las negociaciones y con Nicaragua se firmó un tratado de manera virtual en agosto pasado.
El dragón saca ventaja
Desde 2018, el peso en América Latina de las importaciones totales de China supera a Estados Unidos, alertó la Cepal.
“La creciente penetración de las manufacturas chinas ha tenido impactos contrapuestos en la región: si bien ha mejorado el acceso de los hogares y empresas de la región a una amplia gama de bienes finales, intermedios y de capital, también ha desplazado significativamente la producción regional en diversos segmentos”, indica el organismo en su reporte.
Entre 2020 y 2022, el comercio entre América Latina y Pekín se concentra en un 95 % en materias primas y manufacturas basadas en recursos naturales, mientras que un 88 % de los envíos desde el gigante asiático corresponden a manufacturas tecnológicas baja, media y alta gama.
El 67 % de las exportaciones de América Latina hacia China se agrupa en cinco productos: porotos de soja, mineral de cobre y de hierro, petróleo y cátodos de cobre.
China busca en América Latina principalmente el suministro de alimentos, en este caso azúcar de caña, aceite de soja, cerezas, camarones, langostinos y carne bovina congelada. Al contrario, es un proveedor de partes y accesorios de máquinas, herramientas, computadoras, teléfonos, circuitos electrónicos, células fotovoltaicas y equipos ópticos.