El presidente costarricense, Rodrigo Chaves, defendió este lunes la exclusión de empresas chinas de la licitación de red 5G y reiteró que la misma solo permitirá a empresas de países firmantes del convenio de Budapest.
“Esa norma de seguridad (convenio de Budapest) es la más completa hasta la fecha en el mundo, estamos hablando de la Unión Europea, estamos hablando de los países con los que compartimos valores como los Estados Unidos de América, Israel y la Unión Europea”, dijo Chaves en un discurso durante la presentación de Estrategia Nacional de Ciberseguridad.
Chaves advirtió que su mandato es “buscar la prosperidad general de este país en lugar de proteger a cierta empresa o a cierto grupo de intereses donde hay muchos costarricenses que prefieren a esos intereses particulares que a la nación”.
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) llamó la semana licitación para la adquisición de la red 5G y mantuvo su exclusión de empresas chinas para su contratación.
El Convenio sobre la Ciberdelincuencia, suscrito en Budapest (Hungría) el 23 de noviembre de 2001, del cual China no forma parte, establece normas de ciberseguridad que la gran mayoría de países de Occidente siguen.
Chaves recordó que Costa Rica no tiene ejército y sostuvo “que nos pueden traer rodillas por hacer lo que nuestro destino nos manda”.
“En agosto publicamos un reglamento para establecer las medidas de seguridad que deberán cumplir los servicios de telecomunicaciones basados en la tecnología 5G y ese decreto valora como de alto riesgo operadores proveedores en países que no se hayan formalmente o se hayan expresado tener interés formal en ser parte del convenio de Budapest”, enfatizó Chaves.
China no es signatario de ese convenio, por lo que empresas como el gigante tecnológico Huawei no podrán participar en los contratos para equipos y software 5G en Costa Rica.
El viceministro costarricense de Telecomunicaciones, Hubert Vargas Picado, justificó en octubre la exclusión de empresas chinas como proveedoras de redes y soluciones 5G, alegando que China tiene un Estado totalitario y su normativa interna obliga a sus compañías a realizar acciones de espionaje en otras naciones, como apoyo a los servicios de inteligencia del régimen.