Costa Rica enfrenta caída turística por crimen e inflación

Entre septiembre y diciembre de 2024, el país centroamericano registró una baja del 4 % en visitas internacionales respecto al mismo periodo del año anterior.

La inseguridad ha golpeado la imagen de Costa Rica como destino turístico.

Costa Rica, uno de los destinos más buscados de América Latina, ha visto debilitado uno de sus pilares económicos más importantes: el turismo. Aunque en 2024 recibió 2.91 millones de visitantes extranjeros, en los últimos cuatro meses del año las llegadas bajaron a 788,653, una caída del 4 % en comparación con los 820,477 turistas registrados entre septiembre y diciembre de 2023.

El turismo representa cerca del 8 % del Producto Interno Bruto (PIB) costarricense y genera el 25 % de los empleos, ya sea de forma directa o indirecta. No obstante, factores como el aumento de la criminalidad y la desaceleración económica global han comenzado a socavar su estabilidad. Las llegadas desde Europa fueron las más afectadas: las visitas desde Alemania cayeron un 44 %, desde Francia un 32 % y desde España un 29 %.

Uno de los principales factores señalados por empresarios turísticos y expertos en mercadeo internacional es el incremento de la violencia en el país. En 2023, Costa Rica rompió récord de homicidios con 905 asesinatos, una cifra que dañó gravemente su reputación de destino seguro. En diciembre de 2024, incluso Estados Unidos elevó sus alertas de seguridad para viajeros. Si bien es difícil medir con exactitud el impacto del crimen sobre el turismo, el descenso de visitantes evidencia la desconfianza creciente.

A esta situación se suman las complicaciones económicas globales. La organización Proimagen explicó que las tensiones políticas y la incertidumbre financiera internacional han reducido el gasto turístico. Además, los altos costos de los servicios turísticos en Costa Rica, en comparación con otras regiones, han desviado la atención de los viajeros hacia destinos más accesibles como Asia, el Caribe y otros países de Centroamérica. La depreciación del dólar frente al colón también ha encarecido los servicios para extranjeros.

Este panorama poco alentador también se refleja en las proyecciones para la Semana Santa de 2025. Un sondeo de la Cámara Costarricense de Hoteles, que abarcó 52 establecimientos en diferentes zonas, estimó una ocupación hotelera promedio del 76 %, aunque apenas el 59 % de las reservas estaban confirmadas. Un 52 % de los hoteles anticipó una reducción del 17 % en su ocupación respecto al mismo periodo del año anterior. Solo el 6 % espera un aumento en la demanda. La entidad atribuyó la tendencia a la crisis económica, cambios en los hábitos de viaje de los locales y la disminución del turismo extranjero.

Costa Rica, conocida por su biodiversidad, playas y estabilidad democrática, enfrenta así un reto importante: recuperar su posicionamiento como destino turístico en un contexto de inseguridad y presión económica.

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