En una decisión que refleja tanto el deseo de estabilidad cambiaria como la creciente intervención del Estado en la economía, el Banco Central de Nicaragua (BCN) anunció que la tasa de deslizamiento del córdoba frente al dólar estadounidense se mantendrá en 0% durante todo el 2025, a la vez que prohíbe el uso del dólar como moneda de pago local.
El tipo de cambio oficial, que en la actualidad se encuentra en C$ 36.6243 por dólar, se congelará, una medida que continuará la política cambiaria implementada en 2024, según el comunicado emitido por la entidad.
El BCN presentó esta medida en el marco de un panorama económico que, según el régimen, es de “estabilidad”. En su comunicado, se subraya que la decisión está basada en una “política monetaria adecuada, inflación baja, sistema financiero estable y cuentas externas balanceadas”.
Sin embargo, expertos económicos y analistas financieros señalan que la realidad económica de Nicaragua, marcada por sanciones internacionales, una creciente represión política y la constante presión sobre el sistema financiero, hace que estas afirmaciones sean más optimistas que objetivas.
El congelamiento de la tasa cambiaria para 2025 ocurre en un contexto de incertidumbre, con la banca privada sometida a un endurecimiento progresivo de las regulaciones, tanto locales como internacionales.
Las restricciones de acceso a mercados internacionales, las sanciones impuestas por gobiernos occidentales y las amenazas contra entidades financieras que operan en el país han tenido un auguran un impacto directo sobre el flujo de divisas, amenazando la capacidad del BCN para gestionar el tipo de cambio de manera efectiva.
La “cordobización” de la economía
Más allá de la tasa de cambio, el BCN implementará una serie de medidas que refuerzan su estrategia de “cordobización” de la economía.
A partir del 1 de enero de 2025, todos los precios de bienes y servicios deberán ser indicados en córdobas, utilizando su símbolo “C$”.
Además, los pagos con tarjetas de crédito y débito, aunque se efectúen en dólares o cualquier otra moneda extranjera, deberán liquidarse en la moneda nacional.
Estas disposiciones tienen como objetivo, según la narrativa de la dictacura, consolidar el uso del córdoba en el comercio interno y reducir la dependencia del dólar en las transacciones cotidianas.
Para el analista económico y exdiputado Eliseo Núñez, estas medidas buscan asegurar el predominio del córdoba en el país, una estrategia que, según él, responde a la necesidad del régimen de tener un control más amplio sobre la moneda nacional.
“Es un intento por fortalecer el córdoba, ya que en una economía altamente dolarizada el margen de maniobra es limitado. Si logran una transición hacia el córdoba, tendrán más flexibilidad para emitir moneda en tiempos de crisis y cubrir déficits fiscales”, explicó Núñez en entrevista con 100%Noticias.
Remesas y la economía informal
El fortalecimiento del córdoba, según algunos analistas, también está vinculado a un factor crucial: las remesas.
Nicaragua ha experimentado en los últimos años un aumento en los envíos de dinero desde el exterior, especialmente desde Estados Unidos, lo que ha dado una mayor disponibilidad de dólares en la economía.
Esto, a su vez, ha permitido al gobierno congelar la tasa de cambio y fortalecer su política cambiaria sin recurrir a devaluaciones abruptas.
“La emigración ha jugado un papel central, pues la salida de nicaragüenses y las remesas que envían contribuyen significativamente a la oferta de divisas en el país”, agregó Núñez.
Impacto sobre la banca privada
Mientras la dictadura sigue avanzando con sus medidas de control cambiario, la banca privada se encuentra en una situación cada vez más complicada.
La presión sobre las entidades financieras para que se alineen con las políticas del régimen, junto con las sanciones internacionales que dificultan el acceso a los mercados globales, crea un entorno de incertidumbre y riesgo.
A las dificultades estructurales del sistema financiero se suman las leyes restrictivas que amenazan con sancionar a las instituciones que se desvíen de la normativa oficial.
Los analistas apuntan que el BCN, al mantener congelado el tipo de cambio y promover la cordobización, busca un mayor control sobre los flujos de capital y la economía informal.
Sin embargo, esta estrategia podría agravar la desconfianza de los inversionistas y limitar aún más la capacidad de la banca privada para operar en un entorno global cada vez más adverso.