Los caficultores en El Salvador continúan abandonando las fincas por la escasez de mano de obra debido a la migración, los altos costos de insumos agrícolas y la falta de una política estatal acertada para reactivar el sector, concluye un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
El reporte, elaborado por el Servicio de Agricultura Exterior del USDA, anticipa que la corta 2024-2025 –que iniciará en octubre de 2024– dejará más de 560,000 bolsas de 60 kilos, al menos 5,000 (un 0.9 %) adicionales respecto a los 555,000 sacos del ciclo 2023-2024 (en fase final de procesamiento).
Sin embargo, señala que la caficultura, otrora de la economía salvadoreña por más de 200 años, se enfrenta a un rosario de problemas que dificultan la recuperación del devastador ataque de la roya, ocurrido en 2023 y que desplomó la producción a menos de la mitad.
En la lista de problemas, destaca el reporte, se encuentra la falta de disponibilidad de mano de obra debido a la migración en las zonas rurales, que afecta las actividades de poda, renovación de árboles, recolección y procesamiento.
La conclusión del informe está alineada a los comentarios de la Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal), que en reiteradas ocasiones ha señalado que no hay relevo generacional porque los hijos de los productores prefieren vender las fincas para dedicarse a sectores más rentables.
No basta con regalar árboles
El reporte del USDA señala que el sector cafetalero salvadoreño carece de una estrategia para crear sostenibilidad y ganancias. Aunque reconoce que hubo esfuerzos de los gobiernos anteriores para implementar programas de asistencia, no fueron eficaces para ayudar a recuperar las pérdidas debido a la roya y la antracnosis por los eventos climáticos extremos.
Los programas de asistencia se concentran en regalar plantas, que la mayoría carece de genealogía y certificación de calidad, por lo que los árboles son menos productivos.
Además, los caficultores carecen de recursos para el mantenimiento en los primeros tres años de la planta. “La mayoría de las veces, los agricultores venden las plantas o mueren por falta de insumos”, señala el reporte, al tiempo que reconoce que la distribución de cafetos tiene problemas logísticos porque se entregan casi al final de la temporada de lluvia.
Cada año, es necesario sembrar siete millones de plantas para reemplazar las que se mueren de forma natural, una cifra que llega a 30 millones de cafetos si se pretende renovar el parque con más de 25 años de antigüedad, cita el USDA a la Acafesal.
El informe detalla que se pierden 10,000 puestos de empleo por cada reducción de 100,000 quintales de café. “Además, cada vez más fincas cafetaleras están siendo abandonadas y/o dedicadas a la producción de granos básicos, privando al país de su principal fuente de forestación y retención de agua”, sostiene.
El Instituto Salvadoreño del Café (ISC) confirma que el empleo y la producción no se recuperan desde el ataque de la roya. En 2013, el sector generaba más de 86,500 puestos de trabajo, que para el ciclo 2023-2024 se han reducido a 43,900.
La producción pasó de 1.7 millones de quintales en el ciclo 2012-2013 a 879,856 quintales para la cosecha 2023-2024.