El grupo japonés Eneos paga $4 millones para saltar la fila en el Canal de Panamá

Un buque con gas licuado de petróleo desembolsó $3.9 millones para asegurar su cruce en la vía marítima el próximo 15 de noviembre.

El grupo japonés Eneos, dedicado a la elaboración de productos derivados del crudo, pagó la cifra récord de $3.9 millones en una subasta para saltarse la fila en el congestionado Canal de Panamá.

El desembolso se suma a las tarifas de tránsito habituales que pagan las empresas, por lo que fácilmente el costo por cruzar el estrecho será superior a los $4 millones, una cifra inédita que refleja el caos y desesperación de los empresarios ante el atasco en la principal plataforma marítima de Centroamérica.

Citado por la prensa internacional, Oystein Kalleklev, director ejecutivo de Flex LNG Ltd. y Avance Gas Holding Ltd., aseguró que los barcos están pagando hasta $4.5 millones por usar el canal en medio del estricto racionamiento de tránsito derivado de la sequía sin precedentes en los últimos 70 años.

Eneos se dedica a la fabricación de productos para la industria automotriz, como aceites, lubricantes, y líquidos para transmisiones y anticongelantes, además de comercializar petróleo crudo, gas licuado de petróleo y carga a granel.

La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) implementó desde inicio de noviembre un restrictivo plan para reducir de manera escalonada de 31 a 18 el tránsito diario de buques en los próximos dos meses. En paralelo, tiene un esquema de subastas para quienes deseen saltarse la fila, donde los empresarios que más oferten se llevan el cupón.

En una entrevista para New York Times, Kalleklev detalló que el Canal de Panamá consume cuatro veces más agua dulce que toda la población panameña, de 4.5 millones; sin embargo, para su funcionamiento necesita de un continuo abastecimiento que se ha visto interrumpido por una severa sequía.

Las exportaciones de Estados Unidos son las más afectadas, entre productos derivados del crudo y graneleros que se dirigen hasta el Medio Oriente, Asia y África. “Esto es lo peor que hemos visto en términos de perturbaciones”, matizó el analista, quien aseguró que los exorbitantes costos pagados en la subasta se trasladan al consumidor final. 

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