El Salvador no logra quitarse la viñeta como la economía de mayor riesgo de Centroamérica, según el Indicador de Bonos Emergentes (EMBI), elaborado desde 1990 por JP Morgan.
El EMBI es uno de los indicadores de mayor consulta para los inversionistas, que evalúa variables de las economías emergentes como el tipo de cambio, el tamaño de la deuda externa y la probabilidad de pago de las obligaciones financieras. Entre más alto es, significa que el mercado interpreta que corre mayor riesgo de no honrar sus compromisos.
Se define como el diferencial de tasas entre un bono emitido por un gobierno de una economía emergente respecto al bono del Tesoro de Estados Unidos, considerado libre de riesgo. Es decir, que al EMBI de cada país se debe sumar la cotización del título estadounidense, que actualmente supera el 4 %.
El EMBI de El Salvador el 2 de mayo de 2024 se situó en 7.19 puntos, la tasa más alta de Centroamérica, aunque se encuentra lejos de los récords observados en 2022 cuando superó los 30 puntos en medio de fuertes presiones fiscales ante el riesgo de no honrar el vencimiento de $800 millones para enero de 2023.
De esa manera, si el gobierno saliera al mercado internacional, sumado su EMBI más el bono estadounidense, tendría que ofrecer una tasa de interés mínima de 11 %.
Esto ocurrió la última vez que colocó $1,000 millones de eurobonos en abril pasado, cuando tuvo que ofrecer un 12 %, una tasa restrictiva. Para motivar a los inversionistas a comprar la deuda, el gobierno se comprometió a mejorar la calificación soberana en dos grados para octubre de 2025 y llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
¿Cómo está la región?
Costa Rica, que antes de la pandemia de covid-19 tenía el riesgo más alto, reporta actualmente el EMBI más bajo de la región centroamericana, en 1.98 puntos al 2 de mayo. El país inició en 2018 el camino de una reforma fiscal para disminuir su déficit fiscal y la deuda pública, que había pasado de un 24 % del Producto Interno Bruto (PIB) en 2008 a un 52 % en 2018.
Guatemala, que en 2023 se enfrentó a una crisis política, tiene un EMBI de 2.07 puntos; Honduras, donde la violencia y la migración se mantienen en récords, el EMBI es de 3.60 puntos; y en Panamá se sitúa en 2.77 puntos.
Un análisis de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (SECMCA), publicado en enero de 2024, señala que el EMBI en la región está convergiendo hacia mínimos histórico, con excepción de El Salvador. La disminución ocurre después de tres años de consecutivas crisis con la pandemia de covid-19, la guerra entre Rusia y Ucrania y los ajustes de tasas de referencia de los bancos centrales para enfrentar la escalada de la inflación.
“El EMBI ha reducido su volatilidad y su nivel en los últimos dos años. En este contexto, se destaca el manejo de la política monetaria, enfocada a la contención de las presiones inflacionarias y a la estabilización de los tipos de cambio”, añade la Secretaría.
A pesar de la reducción, los países de la región de Centroamérica y República Dominicana (CARD) no tienen grado de inversión.