El Salvador tuvo las pérdidas económicas más onerosas por eventos climáticos entre 2000 y 2023, de acuerdo con un estudio de la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (Fudecen).
Óscar Cabrera, presidente del centro de investigación, señaló que la economía salvadoreña sufrió “elevadas pérdidas” a causa de los desastres naturales, como sismos, sequías o inundaciones, que sumaron más de $5,442 millones entre 2000 y 2023. Esto equivale a un 16 % del Producto Interno Bruto (PIB).
“Esta es una variable que inhibe el crecimiento económico”, señaló el economista y expresidente del Banco Central de Reserva (BCR).
Tomando de referencia el peso en la economía, Nicaragua tuvo el segundo porcentaje más significativo, con un 7 % de su PIB que equivale a $1,226 millones perdidos. Seguido por Guatemala, con $4,169 millones, que representan un 4 % de su PIB.
En Honduras se perdió un 2 % del PIB, equivalente a $4,000 millones, y Costa Rica un 1 %, que significó $400 millones. El informe no marcó cifras para Panamá.
Por otro lado, Cabrera señaló que la inversión se queda por debajo del financiamiento requerido para reponer las pérdidas, que en el caso de El Salvador se colocó en un 20.3 % en las últimas dos décadas. El porcentaje es inferior respecto al 22.5 % de la media centroamericana o el 35 % que registró Panamá, el mejor evaluado de la región.
De acuerdo con previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la inversión de El Salvador se mantendrá en un 20.9 % entre 2024 y 2029.
Modelo económico deficiente
El estudio examinó los modelos económicos implementados en El Salvador tras el conflicto armado, que pasó de un esquema “neoliberalismo radical” entre 1990 a 2009, con gobierno de la derecha conservadora, a un “neoliberalismo mitigado” de 2010 a 2019, con administraciones de la izquierda.
Con el neoliberalismo radical, detalló Cabrera, se aprobaron las privatizaciones de las empresas públicas, la banca, el sistema de pensiones y la dolarización, un proceso que el economista calificó como la “cereza del pastel”.
En 2009 inició el neoliberalismo mitigado, que incluyó transformaciones productivas y sociales.
Ambos modelos dejaron magros resultados económicos, con un crecimiento económico inferior al 2.5 %, una inversión que no superó el 4.4 % del PIB y una productividad que apenas creció un 0.6 %.
Cabrera destacó que la economía transitó de depender de la agricultura a servicios, pero de baja complejidad. Además, señaló que, desde la dolarización, el país depende más de la evolución de la actividad productiva estadounidense.
“Las recesiones y expansiones producen impactos favorables y desfavorables en la economía salvadoreña sobre todo desde la dolarización de la economía, donde se eliminó el tipo de cambio como estabilizador del ciclo económico ante choques reales negativos”, señala el documento.
El economista destacó que con la administración de Nayib Bukele se implementa un modelo de “vuelta al neoliberalismo radical”, que encuentra siete trampas, las cuales pasan por bajo crecimiento económico, elevados niveles de desigualdad, amplios desequilibrios comerciales, carga tributaria regresiva, así como descriminación a grupos vulnerables (mujeres y colectivo LGTBI), exposición de la banca privada a la deuda pública y pérdidas por el cambio climático.