En octubre próximo se lanzará una prueba piloto con la introducción de vehículos eléctricos para el traslado de turistas y empleados del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, en Costa Rica. La iniciativa, bautizada como E-taxiCR, es una continuación del plan para contar con un sistema de transporte público totalmente eléctrico en 2025.
El proyecto es liderado por la Fundación Crusa y el Ministerio de Medio Ambiente y Energía de Costa Rica. Cuenta con un financiamiento de $875,000 del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), más un cofinanciamiento local de $8 millones.
La Fundación Crusa confirmó el pasado 9 de septiembre la llegada de los primeros seis vehículos eléctricos que se incorporarán al plan piloto. Las unidades comenzarán a funcionar en octubre y en el transcurso del año se tendrá un monitoreo de su funcionamiento para recoger datos sobre el rendimiento de los automotores, la autonomía, los patrones de carga y los costos.
E-taxiCR incluye un cofinanciamiento no reembolsable de $13,000 para los conductores concesionados en concepto de prima el vehículo y su cargador. Además, se facilitará un crédito para la compra de la unidad a un precio preferencial, se ofrecerá mantenimiento preventivo durante 12 meses, apoyo técnico y capacitaciones sobre su rendimiento.
Este plan representa un “hito importante en las metas de descarbonización del sistema de transporte público y la modernización del sector taxista en el país”, señaló Flora Montealegre, directora ejecutiva de la Fundación Crusa.
La iniciativa de E-taxiCR cuenta con el respaldo de los ministerios de Medio Ambiente, Obras Públicas, Hacienda y Salud, así como del Consejo de Transporte Público, el Instituto Costarricense de Electricidad, la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos y el Instituto Nacional de las Mujeres. En tanto, el Banco Nacional creó el instrumento financiero en condiciones preferenciales para el sector taxista.
La principal diferencia entre un vehículo de combustión y uno eléctrico es el funcionamiento del motor. El primero depende de combustibles y el segundo básicamente se alimenta de la electricidad almacenada en una batería recargable, cuyos modelos más recientes prometen una autonomía para más de 400 kilómetros.
Un vehículo eléctrico no requiere del mantenimiento tradicional, como cambio de aceites, bujías, filtros, pistones o cilindros. En los modelos más recientes no se incluye caja de cambios y el mismo motor cumple la función de “freno regenerativo”.
Ya que no usa combustible fósil no emite gases contaminantes, por lo que se protege el aire y la calidad de vida. Tampoco emite ruidos como los de combustión.