La economía centroamericana mantendrá un crecimiento robusto en 2024 por arriba incluso del resto de América Latina, destacó el Fondo Monetario Internacional (FMI) y altos funcionarios de los gobiernos de la región.
La capital de San José, Costa Rica, fue la anfitriona entre el 29 y el 30 de julio de la XVIII Conferencia Regional sobre Centroamérica, Panamá y la República Dominicana (CAPDR), donde participaron gobernadores de bancos centrales, ministro de finanzas y superintendentes bancarios.
En un reporte compartido por el FMI, los participantes coincidieron que la región CARPD destaca por “buenos resultados” por un “crecimiento más robusto” que se prevé en 3.9 % para 2024, aproximadamente el doble del promedio de América Latina y el Caribe.
“Los participantes atribuyeron estos resultados positivos a políticas sólidas encaminadas a estabilizar la deuda pública y controlar la inflación, reforzando al mismo tiempo el apoyo social”, señala el comunicado del FMI.
El reporte matiza que Costa Rica, República Dominicana y Panamá tienen niveles de ingreso per cápita (por persona) similares a los registrados en Asia Oriental y Europa del Este. Sin embargo, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua han sido limitados a pesar del crecimiento.
Esta disparidad en los ingresos se asocia con los flujos en la balanza de pagos, en particular porque los países de la región norte de Centroamérica dependen más de las remesas, mientras que Costa Rica y Panamá son destinos de inversión extranjera.
“Como muestra la experiencia de Costa Rica, los participantes subrayaron la necesidad de políticas que atraigan más inversión extranjera directa, incluidas reformas para impulsar la productividad y la participación laboral, para ampliar proactivamente los mercados externos y diversificar las exportaciones, y para reforzar la gobernanza y el clima empresarial”, concluyeron.
Retos a la vista
A su vez, en la reunión de alto nivel se advirtió que el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales plantea retos a la dinámica de crecimiento regional y en el servicio de la deuda, con implicaciones adversas para la inversión en infraestructura y social.
Para responder a esos retos, los participantes recomendaron adoptar políticas que impulsen la productividad, acelerar la inversión pública, aprovechar nuevas reglas del sistema de comercio mundial y abordar las deficiencias respecto a las reformas estructurales.
En las mesas de negociación, los representantes de los gobiernos centroamericanos coincidieron que las intervenciones cambiarias apoyan la estabilidad del tipo de cambio a corto plazo, pero son costosas y pueden restringir los flujos financieros para apoyar el desarrollo a largo plazo.
También se analizó el acelerado incremento de la deuda pública y la carga de intereses después de la pandemia de covid-19. Además, los participantes señalaron que mantener reservas internacionales por arriba de los requerimientos es costoso.
Centroamérica se fijó como prioridad mejorar la gobernanza y la comunicación con las intenciones de política económica para mejorar la calificación crediticia y el acceso al mercado de capitales.