Honduras, un país sumergido en la pobreza y la violencia, sería el destino para las salientes empresas de capital estadounidense de Asia dedicadas a la fabricación de prendas en escala que se venden en los almacenes de Target, Walmart o Kohl’s en Estados Unidos.
Después de la interrupción en la producción en 2020 por la pandemia de COVID-19, las empresas en Asia, que aprovechaban un mercado con mano de obra barata, comenzaron a sacar sus operaciones para establecer bases más cercanas de sus casas matrices, donde México y Centroamérica sacarían la mayor ventaja.
También, las marcas de moda buscan desinvertir tras la aprobación, en diciembre de 2021, de la Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur de Xinjiang, en China, la cual establece la prohibición para que las empresas no financieras importen bienes, mercaderías o artículos elaborados en este territorio, donde se acusa al gobierno chino de violaciones a los derechos humanos.
Con una población joven y salarios mínimos inferiores a $420 mensuales, el Triángulo Norte de Centroamérica es un destino para establecer las fábricas de textil que no se pueden alojar en Estados Unidos por el alto costo de producción.
“Estados Unidos simplemente no tiene la fuerza laboral para respaldar un gran crecimiento en la manufactura. En México y América Central, la edad promedio es más de 10 años menor que en Estados Unidos”, aseguró al diario Milwaukee Journal Sentinel la fundadora y directora ejecutiva de Resilinc, una empresa de servicios de cadena de suministro con sede en California, Bindiya Vakil.
Llegada de más inversión
Desde la Vicepresidencia de Estados Unidos se lanzó en mayo de 2021 una iniciativa para reunir esfuerzos con el sector privado y organizaciones para destinar más inversión a El Salvador, Guatemala y Honduras a fin de reducir los elevados números de migración irregular.
Según Washington, un poco más de $1,300 millones se han invertido en tres años, donde Honduras ha sido el principal receptor, con un 42 % de los recursos.

Bajo la sombría de esta alianza, el fabricante de ropa Gap se comprometió a aumentar en $150 millones las compras a la región para 2025. También Columbia Sportswear anunció órdenes por más de $200 millones, con un impacto en la generación de empleo de 7,000 en cinco años. En esa misma línea, Target tiene previsto adquirir $300 millones adicionales en prendas.
Según el reportaje del diario, un 50 % del hilo producido en Estados Unidos se envía a Honduras, donde se fabrica la ropa que luego se exporta con beneficios arancelarios a través del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-DR).
Esta relación comercial respalda la creación de más de un millón de puestos de trabajo. “Es real y está funcionando”, aseguró al diario Kimberly Glas, presidenta y directora ejecutiva del Consejo Nacional de Organizaciones Textiles, en Washington.
GK Global, una firma fundada en Pakistán, construyó en San Pedro de Sula el centro de fabricación avanzado Green Valley, con más de 200 proveedores. Con operaciones desde 1990, la textilera genera más de 27,000 empleos en Honduras.
La firma asegura que por cada empleo que se crea, se evita que 11 hondureños migren a Estados Unidos.