La economía sigue siendo la mayor preocupación de los salvadoreños pero hay optimismo, según encuesta

Si se le piden a un salvadoreño de los de a pie que resuma en una frase lo que vive como ciudadano en un país donde el costo de vida es alto, hay marcado desempleo y abundante empleo informal, con precios de vivienda impagables, pero con mucha seguridad ciudadana, seguro responderá: “estamos jodidos, pero contentos”.

Un 39 % de los salvadoreños dice vivir preocupado por el costo de la vida, un 21 % por los precios de la energía y un 9 % por el desempleo. Pero el presidente Nayib Bukele mantiene los índices de popularidad soñados (91 de cada 100 lo apoyan) y se percibe el optimismo entre los ciudadanos, de acuerdo a una encuesta conocida este miércoles ¿Cómo explicar esta paradoja?

La aparente contradicción puede entenderse desde varios factores, tanto socioeconómicos como psicológicos.

Optimismo en medio de dificultades económicas

Aunque los precios elevados y el costo de la vida son las principales preocupaciones de los salvadoreños, el hecho de que un 39 % de los encuestados considere que la situación de su hogar ha mejorado en los últimos cuatro meses (y un 43% la considere igual) podría reflejar que, aunque los problemas económicos persisten, algunos sectores de la población están percibiendo ciertos avances, ya sea en términos de seguridad, infraestructura o expectativas a largo plazo. 

Gráficas encuesta CID-Gallup El Salvador de noviembre de 2024.

Es posible que los salvadoreños estén valorando más otros aspectos como la seguridad, que según los resultados de la encuesta de CID-Gallup ya no aparece como una de las principales preocupaciones, y el liderazgo de Bukele en áreas como la lucha contra el crimen o la modernización del país, lo cual podría generar una sensación de “progreso” incluso si no se perciben mejoras económicas inmediatas.

La seguridad como motor de confianza

En un contexto histórico marcado por altos niveles de violencia, la mejora de la seguridad pública, que ha sido un eje central de la administración de Bukele, es un factor crucial para el optimismo general. 

Aunque no es una de las principales preocupaciones económicas, la reducción de la violencia y el incremento de la percepción de seguridad pueden tener un impacto positivo en la percepción del futuro, alentando la confianza en el gobierno. 

Este clima de mayor tranquilidad podría estar influyendo en que la gente vea con más esperanza el futuro, a pesar de las dificultades económicas.

El papel de la narrativa del cambio

La figura de Nayib Bukele, su estilo de liderazgo y la narrativa de cambio radical que ha cultivado, juegan un papel central en este optimismo. 

Su gobierno ha promovido un mensaje de modernización, de ruptura con las viejas estructuras, y de innovación (por ejemplo, con proyectos como Bitcoin City o las medidas de seguridad extremas). 

Este mensaje, a pesar de que no haya generado resultados económicos tangibles inmediatos para todos, sigue siendo atractivo para muchos, porque les da la sensación de que hay un rumbo claro, que hay un plan, y que el país está en un proceso de transformación, aunque este sea lento o incompleto.

Percepción de mejora frente a una crisis prolongada

El hecho de que casi el 40% de los salvadoreños considere que su situación ha mejorado en los últimos meses, a pesar de las dificultades económicas, puede explicarse por la resiliencia social frente a situaciones complejas. 

Muchas veces, las personas ajustan sus expectativas a lo que consideran “lo mejor que pueden obtener en circunstancias difíciles”. 

A nivel microeconómico, las familias podrían estar experimentando una leve mejoría en su calidad de vida gracias a medidas específicas como subsidios o ajustes de políticas, que podrían no ser completamente visibles a nivel macroeconómico, pero sí impactan de manera directa a sus bolsillos.

El efecto psicológico de la confianza en el gobierno

Los datos también muestran que la mayoría de los salvadoreños confía en el rumbo del país, lo que podría indicar que, aunque la situación económica no sea ideal, la narrativa política de Bukele logra generar una expectativa de mejora futura. 

Esto está relacionado con lo que se denomina “optimismo anticipado”: las personas suelen confiar en los líderes que promueven una visión clara del futuro, aunque los resultados tangibles no siempre sean inmediatos. 

En este caso, el sentimiento de que el país está mejorando, aunque no de manera uniforme, tiene efectos psicológicos positivos que ayudan a mantener la estabilidad social y política.

El impacto de la falta de alternativas políticas

Otra posible explicación es la falta de una alternativa política clara o creíble frente a la administración de Bukele. 

En un contexto de desconfianza generalizada hacia la política tradicional y los partidos anteriores, Arena y FMLN, no generan ninguna alternativa de cambio o progreso para los salvadoreños, quienes optan por  mantener su apoyo al gobierno actual, aun cuando no vean mejoras económicas inmediatas. 

Esto puede ser un reflejo de que, en ausencia de propuestas concretas que perciban como viables, la opción de Bukele sigue siendo vista como la más prometedora.

La desconexión entre las preocupaciones económicas y la política

Aunque el costo de la vida sigue siendo la mayor preocupación, las respuestas sobre la percepción del futuro indican que las preocupaciones inmediatas sobre el gasto diario no siempre están directamente relacionadas con la política económica o el desempeño del gobierno en términos fiscales o de inflación. 

Las personas tienden a separar la política económica de otras áreas de la vida, como la seguridad, y pueden considerar que el gobierno está haciendo un buen trabajo en áreas no relacionadas directamente con la economía.

 

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