La inversión extranjera directa (IED) bruta en Nicaragua rebasó los $2,534 millones en 2023, con fuerte crecimiento de un 37.5 % respecto al saldo de 2023, detalló el Banco Central nicaragüense.
En el informe anual sobre el desempeño de la economía, el banco registra que la inversión extranjera directa aumentó en $692.2 millones en comparación con 2022 y es el monto más alto en los últimos cinco años.
Del total recibido en 2023, cerca de $1,230.1 millones corresponden a inversión neta, es decir, el dinero que se quedó en la economía. Los multilaterales y economistas prefieren comparar este indicador frente al resultado bruto. Al cierre del año pasado, mostró una reducción de $63.7 millones (un 4.9 %) respecto a 2022.
La IED bruta representa un 14.2 % del Producto Interno Bruto (PIB) debido al “aumento en las
inversiones en el sector de industria, energía y minas, y comercio y servicios”, añadió el banco en su reporte.
¿Cómo le fue a la economía nicaragüense?
En el reporte, el banco destaca que las principales variables macroeconómicas de Nicaragua tuvieron un “desempeño mejor al previsto en las proyecciones” a inicios de 2023. De acuerdo con el régimen de Daniel Ortega, la economía creció un 4.6 %, superior al 3.8 % de 2022.
Este resultado supera incluso a la tasa prevista por el Fondo Monetario Internacional (FMI), en un 4 %. “Sugiere que la economía del país se consolidó en una senda de expansión estable, resultado de un marco de política macroeconómica adecuado y fundamentos económicos sólidos”, indica la institución en el reporte.
El Banco Central añadió que los ingresos por turismo alcanzaron $739.2 millones, con un aumento de un 24.1 % respecto a los $595.6 millones de 2022. Además, han aumentado en cuatro veces si se compara con los $183.8 millones reportados en 2021.
La tasa de desempleo se mantuvo en un 3.4 %, favorecida por el crecimiento económico y el aumento del empleo formal. Mientras que la inflación doméstica desaceleró de un 11.59 % en 2022 a un 5.60 % en 2023.
En las cuentas fiscales, el banco señaló que hubo un superávit en el sector público no financiero (SPNF) de 2.9 % del PIB, impulsado por los ingresos tributarios y el gasto público moderado. Además, la deuda pública se mantuvo en una tendencia sostenible, equivalente a un 56.6 % del PIB.