Panamá tiene el costo promedio más alto para una dieta saludable de Centroamérica, reveló un análisis del Banco Mundial (BM) incluido en las perspectivas económicas de América Latina y el Caribe, publicado la semana pasada.
El Banco Mundial calculó la paridad de poder adquisitivo (PPA) –el valor en la moneda local para adquirir una canasta de bienes y servicios– a partir de la definición de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que señala que una dieta saludable mide el acceso físico y económico de una población a los alimentos localmente disponibles que cumplan los requisitos mínimos para una alimentación saludable.
De esa manera, el costo promedio para América Central de una dieta saludable es de $4, pero en el caso de los panameños gastan más de $5 diarios para el consumo adecuado de sus alimentos, seguido de Nicaragua que supera $4.70 diarios.
Después se encuentra Honduras, con un costo promedio de $4.30, así como Costa Rica con $2.10. Guatemala queda con el valor más bajo de la región, cerca de los $3.20.
En el análisis, el Banco Mundial señala que mantener una dieta saludable en América Latina es más caro que en cualquier otra región del mundo, lo que se traduce en altos indicadores de desnutrición y enfermedades no transmisibles, como diabetes, cardiopatías, embolia y cáncer.
“La calidad de la dieta es un vínculo crítico entre seguridad alimentaria y nutrición dado que una dieta de mala calidad puede resultar en diferentes formas de malnutrición, incluidas desnutrición, deficiencias de micronutrientes, sobrepeso y obesidad”, insistió el BM en el informe.
Guatemala, entre los países de mayor inseguridad alimentaria
Con un 60 % de su población, Guatemala figura entre los países con mayor tasa de inseguridad alimentaria entre 2021 y 2023. Solo es superado por Haití, donde rebasa el 80 %, mientras que el Banco Mundial lo compara con África Subsahariana, que tiene un porcentaje similar.
De cerca, con un 59 %, le sigue Honduras, y El Salvador con un 50 %.
El BM recordó que los indicadores de inseguridad alimentaria se exacerbaron durante la pandemia de covid-19, que derivó en un incremento del precio de los alimentos internacionales y tasas altas de inflación.