Cuando Katherine Espinal dejó su país, sintió que su alma se partía en dos. Sabía que tenía un vuelo con destino, pero quizá sin retorno. Se daba ánimos diciéndose que viviría nuevas experiencias, desafíos y aprendizajes. Ese destino de supervivencia como inmigrante se volvían emociones encontradas. Y aunque se consolaba por sí sola pensando que en Europa tendría una nueva vida con seguridad y garantías, miraba hacia atrás y se acordaba de su Nicaragua, su querida tierra, de su familia, de sus amigos, y sentía de nuevo cuando el alma se le despedazada.
Pero ahora, en Oslo, Noruega, a 9,200 kilómetros de donde nació, creció y sobrevivió a una terrible enfermedad, esta pianista prepara su primer disco. Para ella, todo un sueño que se vuelve realidad.
Hoy cuenta con la documentación legal que la acredita como residente en dicho país.
Es una luchadora y con esa determinación actualmente también trabaja en un restaurante llamado Grefsenkollen.
“Es el trabajo que uno se encuentra como inmigrante al inicio”, dice. Y agrega que si ella no hubiese sido pianista, “habría sido chef”.
Trabaja algunas ocasiones en ello porque ya han salido más oportunidades de tocar con bandas.
“Estoy tocando con bandas cubanas, noruegas; toco música latina, música noruega”, cuenta.
Además, desarrolla su carrera de pianista laborando para el sistema público noruego.
“La comuna de Oslo me está pagando para ofrecer pequeños recitales en asilos de ancianos. Estoy trabajando en otra comuna como músico terapeuta. Y, por otro lado, ahora también estoy empezando a dar conciertos en asilos de ancianos avalados por la comuna de Gjøvik. Ahora trabajando para dos comunas de Noruega”, dice.
Ella no sabe cómo ha pasado todo eso, pero exclama que “le tiene tanto amor a Noruega” que volvería a vivir una y otra vez todo lo que ha pasado.
No le gusta la política
Ella no se pinta ni rojo ni blanco, dice con claridad y recuerda que ella ha leído mucho desde que era una niña, lo cual agradece a su padre, un insistente de fomentar el intelecto, y resguarda una maravillosa biblioteca con libros en diferentes idiomas.
“Y cuando vos lees libros, desarrollas el maravilloso arte de pensar”, de ahí que nunca ha tenido interés por ninguna ideología política.
Por eso cree que en cualquier país del mundo la democracia es una dinámica clave y fundamental para el desarrollo de la sociedad, aunque no alude a ninguna situación en particular, pero pone de ejemplo la democracia en la que vive Noruega, una de las más ejemplares del mundo. Y estima que aporta a su país de origen siendo consecuente con su identidad y sus raíces.
“Nicaragua es un paraíso, estoy orgullosa de mis raíces latinas, la riqueza cultural que tenemos es inigualable”, afirma.
Estudiando Gestión Cultural
La artista se encontraba en sus días cotidianos en la bella ciudad de Oslo, asumiendo sus tareas profesionales cuando sorpresivamente recibió la llamada del director de un programa mundial en el que entran solo personalidades destacadas del mundo de la música, productores y artistas.
La comunicación se presentó luego que visualizaran un video de ella tocando el piano. Aún sin aplicar a ningún programa para realizar estudios como estos, le notificaron que había sido seleccionada para un postgrado internacional en Gestión cultural de proyectos.
“Me llamó y me contactó el director de la Orquestas de las Américas y me dice vi un video tuyo, vi que también tenés tu talento al servicio de otros y andamos buscando artistas como vos. Queremos darte una beca”, dice Katherine, que, además, se quedó sorprendida tras conocer que más de 300 personas habían aplicado al programa.
La oportunidad se da gracias a La Orquesta de las Américas, en la que quedó seleccionada junto a otros 51 participantes que han sido nombrados como líderes emprendedores (culturales) latinoamericanos 2023.
Lo cual, dijo, es un orgullo que suma a su carrera, pero también para Nicaragua, por contar con un talento que trasciende desde su entorno en un mundo que todavía se encuentra explorando y aprendiendo.
Además, está estudiando español como lengua extranjera en la Universidad de Salamanca, España.
El sentimiento de la música
“´Si se calla el cantor (la música), se calla la vida´. Yo creo que la música es un medio de consuelo”, así mira y entiende el arte de la canción o de la música en momentos convulsivos como los que viven las sociedades latinoamericanas.
Encuentra su refugio en la música y la pone en perspectiva frente a los contextos sociales diversos y desvariantes en los que se consuelan las poblaciones multipolares y multidiversas en pleno Siglo 21, en el que se viven revueltas, crisis climáticas, pandemias y otras vicisitudes que afectan el contexto sociopolítico de la región.
“En cada concierto que he estado aquí, yo toco una música nicaragüense, la música no se calla. No se calla y se ha proliferado más el amor por nuestra música” y recuerda una cita de los libros que han pasado por sus manos en el que dice “si me querés atraer, más rápido me voy, y si intentas cambiarme, también me voy”.
Para esta pianista, la música dentro de su naturaleza ya concibe una misión, que “es consuelo, es sanación, inclusive donde encontrás refugio, eso es para mí el sentido de la música”.
Una artista con compromiso social
La artista en su labor altruista ofreció un concierto para recaudar fondos en solidaridad con los refugiados de Ucrania, que viven una guerra tras la invasión de Rusia, en el que sus cantos fueron de música latinoamericana. Los fondos recaudados fueron canalizados a través de una organización que un día también ayudó a Katerine siendo una inmigrante.
“A mí Noruega me ha recibido desde el primer día con brazos abiertos. Es que ha sido impresionante… yo amo este país”,
Katherine Espinal, pianista nicaragüense.
Asimismo, ha buscado mecanismos para fortalecer y apoyar el talento nicaragüense, y en razón de esto, ha creado un proyecto cultural que ha dado sus primeros frutos. Este año viajan 6 personas de Nicaragua a República Dominicana para participar en un intercambio cultural que involucra a estudiantes noruegos, colombianos y dominicanos con capacidades diferentes. Todo esto “a través de un proyecto cultural llamado MUSICARAGUA, que estoy creando con el apoyo de fondos noruegos para seguir promoviendo en Nicaragua la educación musical, cultural y la educación emocional a través de la música”.
Produce su primer disco: “A Nicaragua con amor”
La nicaragüense está realizando su primer disco de música folclórica a piano de cola, y esta sería la primera producción de su país en este formato, lo cual le vuelve un hito histórico y, por ende, será un referente para las futuras generaciones de artistas.
Para ella es “una manera de aportar a la cultura de mi país”, en el entendido que, lo que le importa es la promoción de la nicaraguanidad, es decir, las culturales y raíces de su país. Y qué mejor escenario que hacerlo en Europa.
La vida le ha sonreído de diversas formas a la pianista y en ello Dios ha sido bondadoso con la carrera de la nicaragüense, que, tras su llegada a Noruega, luego de un par de días ya estaba grabando sus primeras canciones y lo hizo un 25 de septiembre del 2018 para conmemorar la vida del cantautor nicaragüense Camilo Zapata, compartida en sus redes sociales. “Lo más importante en la vida, es la huella que yo te dejo a vos”, reflexiona con determinación y con los pies bien puestos sobre la tierra
Este proceso causaría un impacto significativo que en enero del año 2022 recibió la llamada del filántropo cultural y empresario nicaragüense, Jaime Lacayo, que reside en Panamá, quien quedó impresionado con la producción compartida en el Facebook de la pianista y le dijo que quería apoyarla con una producción profesional. Ella lo tiene seguro, y cree “que las oraciones de mis padres” han sido pieza fundamental en todo lo que le ha ocurrido con el paso del tiempo.
El disco “A Nicaragua con amor” contará con 6 canciones en una primera entrega y será lanzado en junio del 2023.
Además, a este proceso musical se agregarán otras producciones en una segunda entrega. El disco está bajo la producción del panameño Billy Herron, quien se encuentran realizando las grabaciones en la ciudad de Madrid, y cuenta con la colaboración de otros reconocidos cantautores
“La base del disco fue grabada en Madrid con la colaboración de los españoles: Aurelio Estébanez, como ingeniero de sonido, el percusionista Sergio Martínez y el contrabajista Rubén Carles. Colaboración con músicos nicaragüenses: Eduardo Araica, a cargo de las guitarras. Carlos Luis Mejía: a cargo de las marimbas y Carlos Mejía Godoy, esta vez en una colaboración especial de acordeones en un mix de tres canciones de La Misa Campesina Nicaragüense, que es su propia obra musical. Cuerdas a cargo del argentino Leo Genovese, pianista arreglista de René Pérez, Residente”, confirmó la pianista.
En el disco se podrán escuchar un popurrí de Camilo Zapata, canciones como Nicaragua Nicaragüita, entre otras.