20 años del fallecimiento de Juan Pablo II, el Papa que visitó dos veces Centroamérica

El Papa viajero, como le llamaron al ahora santo, estuvo en la región en 1983 y 1996. Los contextos sociopolíticos fueron diferentes y en sus dos visitas tuvo mensajes potentes.

Este 2 de abril de 2025 se conmemora el 20º aniversario de la muerte de Karol Wojtyla, conocido mundialmente como el Papa Juan Pablo II. La noticia de su fallecimiento, ocurrida en la víspera del Domingo de la Misericordia, fue un acontecimiento histórico que conmovió no solo a los católicos, sino a millones de personas en todo el mundo.

A lo largo de su papado, Juan Pablo II dejó una huella indeleble, no solo a través de sus enseñanzas, sino también por sus numerosos viajes, incluyendo dos visitas a Centroamérica que marcaron profundamente la región.

Visitas a Centroamérica

Durante su pontificado, el Papa Juan Pablo II se destacó por su incansable labor pastoral y su cercanía con los fieles de todo el mundo.

Violeta Barrios de Chamorro recibe, en 1996, al Papa Juan Pablo II en Managua.

Centroamérica fue una de las regiones que visitó en dos ocasiones, dejando una marca en los corazones de millones de personas. En 1983, visitó Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, mostrando su solidaridad y cercanía con los pueblos afectados por la violencia y la pobreza.

Posteriormente, en 1996, volvió a visitar varios países centroamericanos como parte de su gira por América Latina.

En ambos viajes, Juan Pablo II destacó la importancia de la fe, la paz y la justicia social, temas clave durante su pontificado.

El Papa Juan Pablo II en Guatemala.

El legado de Juan Pablo II

La muerte del Papa Juan Pablo II, a los 84 años, dejó un vacío profundo en la Iglesia Católica, pero también dejó un legado que sigue vivo en la memoria de millones.

Fue el pontificado más largo del siglo XX, con casi 27 años de duración, convirtiéndose en el tercero más largo de la historia de la Iglesia, después de San Pedro y el Papa Pío IX.

Su liderazgo fue testigo de una profunda renovación de la Iglesia Católica, marcada por la evangelización, el ecumenismo y su visión de una Iglesia abierta y cercana a las necesidades del pueblo.

Uno de los aspectos más emblemáticos de su papado fue su impulso a la Jornada Mundial de la Juventud, un evento que, desde su inicio en 1986, ha reunido a millones de jóvenes de todo el mundo en encuentros de fe, oración y fraternidad. Además, su encíclica Evangelium Vitae, publicada en 1995, profundizó en la defensa de la vida humana en todas sus etapas, un tema que caracterizó su enseñanza moral.

La canonización de Juan Pablo II

El proceso de beatificación de Juan Pablo II comenzó rápidamente después de su muerte.

El Papa Benedicto XVI, solo un mes después de su fallecimiento, dispuso el inicio de la causa de beatificación y canonización. El 27 de abril de 2014, el Papa Francisco proclamó santo a Juan Pablo II, junto con Juan XXIII, en una ceremonia histórica que también contó con la presencia del Papa emérito Benedicto XVI.

La canonización de Juan Pablo II, considerada como la “canonización de los cuatro papas”, fue un momento clave en la historia moderna de la Iglesia.

Una vigilia de oración en Roma

Cada año, los polacos y los habitantes de Roma se reúnen en la Plaza de San Pedro para recordar al Papa Juan Pablo II. Esta vigilia, celebrada el 2 de abril a las 21:00 (hora de Roma), es una oportunidad para agradecer por su pontificado y renovar su legado de fe y esperanza.

Este año, la oración estará dirigida por monseñor Tadeusz Wojda, arzobispo metropolitano de Gdansk, quien guiará a los fieles en una reflexión basada en los discursos del Papa polaco, en especial uno pronunciado durante la Jornada Mundial de la Juventud en Toronto en 2002. La vigilia será también un momento para rezar por las intenciones del Papa Francisco, por su salud, y por la paz en lugares de conflicto como Tierra Santa y Ucrania.

Un Papa viajero

Además de sus visitas a Centroamérica, Juan Pablo II fue conocido por su incansable actividad pastoral, viajando a 129 países durante su pontificado. Sus visitas no solo fueron una manifestación de cercanía con el pueblo, sino también una muestra de su profunda convicción de que la Iglesia debía ser una presencia activa y visible en todo el mundo. En sus discursos, abordó temas de paz, justicia, y reconciliación, recordando siempre a los católicos que la fe debía ser vivida en acción.

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