Agobiados por una ola de crimen imparable, los ecuatorianos se disponen a jugarse su futuro político como país el próximo 20 de agosto en las elecciones presidenciales.
La favorita, de acuerdo a las encuestas, es la protegida del exmandatario Rafael Correa, Luiza González. La intención de voto para ella es del 30%.
Pero la indecisión, según las mismas mediciones, también es figura en las votaciones.
La violencia le ha permitido a los candidatos que ofrecen “mano dura” ganar preferencias en un proceso donde el crimen organizado llegó hasta a asesinar a uno de los aspirantes presidenciales, Fernando Villavicencio, cuando salía de un mitin en Quito.
Otto Sonnenholzner, exvicepresidente, y Jan Boric, exmilitar, son los que andan en esa frecuencia.
Las elecciones anticipadas en Ecuador son el resultado del mecanismo constitucional de “muerte cruzada”, activado por el actual presidente Guillermo Lasso.
Quien gane, deberá terminar el mandato 2021-2025, tras una movida política de Lasso, para evitar el voto de destitución de la Asamblea, la cual disolvió.
que quedó entonces disuelta. El binomio ganador tendrá la responsabilidad de terminar el periodo 2021 – 2025, asumiendo un año y medio de mandato.
El domingo elegirán presidente, vicepresidente y 137 asambleístas. Todos concluirán su período en 2025.
El padrón electoral es de 13.45 millones de ciudadanos (17.8 millones población total). El país tiene 256,370 kilómetros cuadrados de extensión.
Para ganar en primera vuelta se requiere del 40% de los votos más 10 puntos de diferencia respecto del segundo aspirante más votado. Si es necesario, la segunda vuelta será el 15 de octubre.