La administración del presidente Donald Trump ha formalizado su decisión de desmantelar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) antes del 1 de julio de 2025.
La medida, comunicada oficialmente al Congreso, trasladará algunas funciones clave al Departamento de Estado, mientras que miles de empleos y programas serán eliminados.
Una nueva dirección en la asistencia exterior
El anuncio, realizado por el secretario de Estado, Marco Rubio, marca un giro en la política de ayuda exterior de Estados Unidos.
Según Rubio, la agencia se había alejado de su misión original, y el gobierno busca “reorientar” la asistencia para alinearla con los intereses nacionales.
“La ayuda exterior bien hecha puede promover nuestros intereses nacionales, proteger nuestras fronteras y fortalecer nuestras alianzas con países clave. Por desgracia, USAID se desvió de su misión hace mucho tiempo”, señaló Rubio en un comunicado.
A pesar de la eliminación de la agencia, algunos de sus programas continuarán bajo supervisión del Departamento de Estado, incluyendo iniciativas en salud global, asistencia humanitaria y seguridad nacional.
Recorte masivo de personal y programas
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha impulsado una reducción drástica de la asistencia exterior.
En marzo, Rubio informó que el 83 % de los programas de USAID ya habían sido cancelados y que el resto estaba en proceso de transferencia.
El impacto en el personal ha sido significativo.
En las últimas semanas, miles de empleados de USAID fueron despedidos o suspendidos, y antes del anuncio oficial quedaban menos de 900 en sus puestos. Con la orden de disolución definitiva, se prevé que la mayoría reciba notificaciones de despido en los próximos días.
El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), dirigido por Elon Musk, ha supervisado el proceso de reestructuración. Según sus reportes, “prácticamente todos los puestos no estatutarios de USAID serán eliminados”.
Resistencia política y posibles batallas legales
El cierre unilateral de USAID sin la intervención del Congreso ha generado críticas entre legisladores, organizaciones de ayuda humanitaria y exfuncionarios de la agencia.
Diversos sectores han advertido que la medida podría enfrentar desafíos legales, ya que USAID fue creada mediante legislación del Congreso y su eliminación sin su aprobación podría ser impugnada.
Un tribunal federal de apelaciones anuló recientemente una orden judicial que intentaba bloquear el desmantelamiento, pero la oposición a la medida sigue creciendo. Varios legisladores acusan a la administración de debilitar el poder blando de Estados Unidos y reducir su influencia global.
Un futuro incierto para la cooperación internacional
El desmantelamiento de USAID supone un cambio drástico en la política exterior estadounidense. Aunque el gobierno asegura que los programas esenciales seguirán operando bajo el Departamento de Estado, expertos advierten que la desaparición de la agencia podría afectar la capacidad de respuesta ante crisis humanitarias y desastres naturales.
Con miles de empleados despedidos y fondos de asistencia en el aire, el futuro de la cooperación internacional de Estados Unidos es incierto. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación el replanteamiento del rol estadounidense en el desarrollo global.