La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo estableció relaciones con la República Popular China en diciembre de 2021. El dictador nicaragüense elogió entonces que ambos gobiernos tenían coincidencias “revolucionarias” históricas. Pero hay algo más que ambos regímenes tienen en común: una feroz persecución contra la Iglesia Católica.
Dos religiosos católicos son el símbolo de esa persecución, el cardenal de Hong Kong, Joseph Zen y el obispo de la ciudad nicaragüense de Matagalpa, Rolando Álvarez, ambos procesados por delitos inventados por sus respectivos gobiernos, con el fin de acallar sus denuncias y el apoyo a manifestantes prodemocracia en sus países.
En ambos casos, tanto el Partido Comunista Chino (PCCh) de Xi Jingpin como el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Daniel Ortega, consideran a la Iglesia Católica como enemiga de sus respectivos gobiernos y de ahí los ataques.
El cardenal Zen
En el caso del cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, está siendo juzgado por el gobierno comunista chino por no haber registrado supuestamente una organización sin ánimo de lucro que proporcionó apoyo financiero y legal a los manifestantes detenidos durante las manifestaciones de Hong Kong de 2019-2020. Zen fue condenado en noviembre a una multa equivalente a 500 dólares.
Zen, un salesiano de 91 años se ha convertido en una figura internacional de la resistencia al totalitarismo del Partido Comunista Chino, y en un defensor de la democracia y la libertad religiosa. Este juicio y una investigación concurrente pretenden silenciarlo de sus denuncias contra el régimen de Pekin.
Zen no es el único obispo perseguido. Medios internacionales hablan de otro siete obispos chinos perseguidos por el PCCh.
El PCCh ha acusado a Zen de colusión con agentes extranjeros para socavar el gobierno. La condena por el cargo más grave conlleva una posible cadena perpetua, lo que podría significar la muerte en prisión para el anciano cardenal.
El cardenal Zen ha buscado durante décadas la independencia de la Iglesia católica del aparato estatal chino. China mantiene un órgano eclesiástico “oficial” llamado Asociación Patriótica Católica, cuya lealtad principal de sus miembros es hacia el Estado no al Vaticano ni al Papa Francisco.
Zen pudo asistir a inicios de enero al funeral del papa Benedicto XVI en El Vaticano luego que en una audiencia celebrada a puerta cerrada, el magistrado Peter Law decidió que el purpurado podía salir de Hong Kong durante cinco días para asistir a las exequias del pontífice emérito. El cardenal tenía retirado el pasaporte después de su detención en mayo por un delito de “colusión con fuerzas extranjeras” al no haber registrado a tiempo un fondo de defensa legal para ayudar a los manifestantes antigubernamentales de 2019.
Joseph Zen fue elevado a cardenal en 2006 por Benedicto XVI.
El caso de Monseñor Álvarez
Rolando Álvarez ha sido convertido por la dictadura Ortega-Murillo como el símbolo más claro de la persecución religiosa en Nicaragua. La policía orteguista lo secuestró en agosto pasado tras sacarlo violentamente de la Curia Episcopal de Matagalpa junto a otros sacerdotes, diáconos y laicos.
Una jueza orteguista ordenó mantenerlo bajo cárcel a inicios de año y medios nicaragüenses hablan de una inminente condena al carismático religioso de 53 años, que se había convertido en una incómoda voz para la dictadura nicaragüense. Álvarez ha enfrentado el proceso sin acceso a abogado defensor y en audiencias a puerta cerrada.
Álvarez es acusado por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas a través de las tecnologías de la información y la comunicación en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüenses”
Pero Álvarez no ha sido el único perseguido en Nicaragua. Precisamente el viernes 27 de enero, seiis religiosos y un laico fueron declarados culpables de “conspiración” por una jueza de la dictadura Ortega-Murillo, durante un proceso que se llevó a cabo a puertas cerradas y que duró cuatro días. Los declarados culpables fueron los sacerdotes Ramiro Tijerino Chávez, José Luis Díaz Cruz, Sadiel Antonio Eugarrios Cano; el diácono Raúl Antonio Vega; los seminaristas Darvin Leiva Mendoza y Melkin Centeno; y el reportero Sergio Cadena Flores, quien trabajaba como camarógrafo. Todos fueron secuestrados en agosto de 2022 en la Curia Episcopal de Matagalpa junto al obispo Rolando Álvarez, también procesado por conspiración.
Una investigación de la abogada y defensora de Derechos HUmanos, nicaragüense Martha Patricia Molina Montenegro, reveló en diciembre más de 400 casos de persecución y ataques contra la iglesia católica por parte de la dictadura Ortega-Murillo. El documento se denominó: “Nicaragua ¿una iglesia perseguida?”.
Entre los casos más emblemáticos de persecución está el caso del obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, quién se encuentra fuera de Nicaragua desde hace 4 años por decisión del Papa Francisco por motivos de seguridad, tras recibir amenazas de muerte del régimen. El destierro de Báez no ha sido el único. Once religiosos han sido expulsados del país, entre ellos destacan el sacerdote Luis Carrillo y el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw. Además, docenas de sacerdotes se han exiliado y a otros ocho se les impidió entrar a Nicaragua. Además, la dictadura expulsó en julio a 18 hermanas de la Orden Madre Teresa de Calcuta.