Cuando Irán disparó esta semana más de 180 misiles balísticos contra Israel en represalia por los asesinatos israelíes de los líderes de Hamás y Hezbolá, a algunos les sorprendió la contundente respuesta de Teherán.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció inmediatamente que su país tomaría duras represalias. Mientras su gabinete de seguridad se reunía a última hora de la noche, Netanyahu declaró: “A quien nos ataca, nosotros le atacamos”.
La Administración Biden condenó enérgicamente la agresión de Irán y reiteró su compromiso de defender a Israel. La Casa Blanca aseguró que Irán sufriría “graves consecuencias”, aunque el presidente Joe Biden instó a no atacar las instalaciones nucleares iraníes.
Entonces, ¿cómo podría ser la represalia de Israel? ¿Es probable una guerra a gran escala entre Irán e Israel, y quizás incluso Estados Unidos?
Una guerra regional
Una guerra regional ya no es inminente: está aquí. El conflicto que comenzó en Gaza hace casi un año se ha extendido por todo Oriente Medio, con Israel luchando contra países y grupos alejados de sus fronteras. También tiene implicaciones mundiales.
Como demuestra el ataque iraní de esta semana, el conflicto se ha convertido en un enfrentamiento directo entre Israel y sus aliados occidentales, por un lado, e Irán y sus representantes, respaldados por Rusia y China, por otro.
Washington ha desempeñado un papel clave en suministrar a Israel ayuda militar y cobertura diplomática, mientras que Moscú se ha comprometido a enviar a Irán aviones de combate y tecnología de defensa aérea. También está comprando armas iraníes para su propia guerra en Ucrania, proporcionando a Teherán los recursos económicos que tanto necesita.
Además, Israel está implicado actualmente en múltiples frentes.
En primer lugar, su guerra continúa en Gaza, donde han muerto más de 40 000 palestinos. Hamás ha quedado reducida a una organización guerrillera poco funcional, pero aún conserva cierto control sobre la población palestina desplazada.
En Cisjordania, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) están llevando a cabo operaciones militares para contrarrestar un aumento de los ataques terroristas, alimentados por armas y fondos iraníes dirigidos a militantes locales.
Mientras tanto, otros grupos proxy de Irán, las milicias chiíes de Irak y Siria y los rebeldes hutíes de Yemen, siguen lanzando ataques con misiles y aviones no tripulados contra Israel. Tanto este país como Estados Unidos han contraatacado a los hutíes en Yemen.
Sin embargo, la batalla más importante se libra en Líbano. El 8 de octubre de 2023, un día después de que Hamás arrasara el sur de Israel con un saldo de 1 200 muertos y más de 200 israelíes secuestrados en Gaza, Hezbolá comenzó a disparar cohetes y otras armas contra Israel, sin provocación alguna, en solidaridad con Hamás. Esto obligó a más de 60 000 israelíes que vivían cerca de la frontera a huir de sus hogares.
Hace dos semanas, Israel dio un paso decisivo. Al parecer, Netanyahu ordenó la detonación de miles de buscapersonas y walkie-talkies con explosivos utilizados por Hezbolá, temiendo que la operación corriera riesgo de ser descubierta.
A continuación, las IDF lanzaron una campaña aérea masiva destinada a reducir el arsenal de Hezbolá, estimado en 150 000 misiles, cohetes y aviones no tripulados.
A continuación lanzaron una incursión terrestre en Líbano, dirigida contra posiciones fortificadas por la unidad Radwan de Hezbolá. El objetivo es impedir que Hezbolá invada el norte de Israel y reproduzca allí las atrocidades cometidas por Hamás el 7 de octubre.
Hasta un millón de libaneses se han visto obligados a huir de sus hogares como consecuencia de las operaciones israelíes.
Las opciones de Israel para contraatacar
Y ahora, Irán se ha implicado directamente en los combates con el lanzamiento de misiles balísticos contra Israel esta semana, supuestamente dirigidos contra bases militares. Los avanzados sistemas israelíes de defensa antimisiles, asistidos por Estados Unidos, Jordania y otras naciones, interceptaron la mayoría de los proyectiles. Algunos cayeron dentro de Israel y la metralla mató a un palestino en Cisjordania.
Se trata del segundo ataque directo de Irán contra Israel en los últimos meses. El primero dio lugar a una represalia israelí limitada contra un sistema de defensa aérea iraní que supuestamente protegía una instalación nuclear en Isfahan.
En el momento de redactar este artículo se desconocen el alcance y las repercusiones de las represalias israelíes en esta ocasión.
Una hipótesis que preocupa profundamente a Teherán es que Israel, en coordinación con Estados Unidos, ataque sus infraestructuras críticas. Esto podría incluir sus redes de comunicaciones y transporte, instituciones financieras e industria petrolera (especialmente las instalaciones que forman parte del mecanismo de financiación del poderoso Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica). Esto podría crear el caos dentro de Irán, amenazando la supervivencia del régimen.
Aunque forzar un cambio de régimen en Teherán sería extremadamente difícil, los dirigentes iraníes no se arriesgan. Al parecer, se han apresurado a llevar al líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, a un lugar seguro para evitar cualquier intento de asesinato.
El rápido avance de su programa nuclear sigue siendo la joya de la corona del régimen iraní, que Estados Unidos y sus aliados creen que sirve de tapadera para su búsqueda de bombas atómicas.
Es posible que los dirigentes iraníes teman ahora que Israel y EE. UU. aprovechen la oportunidad para dañar gravemente su infraestructura nuclear, como llevan tiempo pidiendo algunas voces conservadoras en ambos países. Biden, sin embargo, está instando a una respuesta “proporcional” en su lugar.
Destruir los sistemas de defensa aérea de Irán también se considera una opción para dañar al régimen, que se quedaría “ciego” en cualquier ataque futuro contra Israel. Otras posibilidades también están sobre la mesa.
Una ventana estrecha para Israel
En un intento de rebajar las tensiones, funcionarios iraníes se apresuraron a declarar su deseo de poner fin a las hostilidades tras el ataque con misiles.
Sin embargo, el conflicto ha cerrado el círculo. Hamás creyó que Israel se derrumbaría tras su ataque del 7 de octubre de 2023. Sin embargo, en lugar de ello, Israel respondió con una guerra devastadora contra Gaza, desmantelando gran parte de las capacidades de Hamás y causando numerosas víctimas y destrucción.
Del mismo modo, las decisiones de Hezbolá e Irán de atacar Israel han demostrado ser graves errores de cálculo, al subestimar la determinación israelí de tomar represalias con un impacto abrumador.
La pelota está ahora en el tejado de Israel. Mientras que cualquier represalia debe tener en cuenta el hecho de que las IDF ya están al límite en múltiples frentes, el “eje de resistencia” de Irán nunca ha parecido más vulnerable.
Israel dispone de un estrecho margen para asestarle un duro golpe, y es poco probable que Netanyahu deje pasar este momento.
Ran Porat, Affiliate Researcher, The Australian Centre for Jewish Civilisation, Monash University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.