Por Santiago E. Sosa P., Universidad Católica Andrés Bello
La inflación es el incremento generalizado y sostenido de los precios de una economía. Venezuela se ha dado a conocer como el país con la tasa de inflación más alta del mundo y es protagonista del episodio más reciente de hiperinflación en América Latina.
Tras más de cuarenta años con subidas de precios de más de dos dígitos, los datos recientes no son más que la continuación de una larga trayectoria de experiencia inflacionaria.
Factores en juego
Se puede obtener una buena idea del peso de los distintos componentes que contribuyen a la inflación a través de una descomposición de los factores que influyen en el índice de precios al consumidor (IPC).
Puede verse este índice como la suma del comportamiento de tres elementos: los precios de los bienes no transables (aquellos que no pueden importarse ni exportarse, como una casa, por ejemplo), los precios de los bienes transables y el componente de los precios de los bienes regulados. Múltiples factores explican el comportamiento de cada uno de estos elementos.
En el caso de los bienes no transables, los precios se ven explicados por el desequilibrio entre la demanda y la oferta monetarias. La demanda se ve determinada por los ingresos reales de las personas y sus expectativas de inflación. La oferta, por otro lado, por el banco central.
Con respecto a los bienes transables, sus precios se encuentran determinados por las variaciones de los precios en los mercados internacionales y el movimiento del tipo de cambio.
Finalmente, los precios regulados son una variable política y los definen los gobiernos de acuerdo a las expectativas de inflación que tengan.
Un problema, muchos factores
Usando datos mensuales, hemos obtenido una medición de la contribución de cada componente en la variación de los precios en Venezuela. Además, verificamos que existen relaciones de corto y largo plazo entre las distintas variables. De esta manera, comprobamos la naturaleza multifactorial del proceso inflacionario venezolano.
En el gráfico se puede ver la contribución de las distintas variables a la inflación. El componente relacionado con las expectativas, junto con el de la tasa de interés, son los que explican la mayor parte del comportamiento inflacionario.
El nivel de actividad económica destaca por su poca contribución. Esto nos indica que los efectos deflacionarios usualmente asociados al crecimiento económico son más bien pocos. Por otro lado, la contribución del tipo de cambio comienza siendo baja pero, a medida que pasa el tiempo, llega a tener más peso que la actividad económica.
Finalmente, se observa que la contribución de los precios regulados y los precios de los bienes importados es bastante baja. Esto es importante en el caso de los bienes regulados porque nos indica que su escasa eficacia en el control de la inflación.
Protegerse de la subida de precios
Cuando se tienen altas tasas de inflación por un período prolongado el poder de compra de la moneda local cae y el ingreso real de las personas se ve reducido: con la misma cantidad de dinero pueden comprar menos bienes debido al encarecimiento de los mismos. Esto hace que el público tome medidas para proteger su poder adquisitivo.
Una de estas medidas consiste en la sustitución de la moneda local por divisas extranjeras. Este proceso de sustitución es conocido como dolarización, y es una de las formas en las que las personas buscan proteger sus ingresos.
Además de la dolarización, se desarrollan otros mecanismos en los que las expectativas de inflación comienzan a ser importantes para definir los precios y los salarios. Esto se conoce como indexación. Su implicación más directa es que añade a la inflación un componente inercial: se toma en cuenta la experiencia reciente como punto de referencia para definir los precios, lo que dificulta el retorno a tasas de inflación más bajas.
Otros factores que intervienen en el comportamiento de los precios son el movimiento del tipo de cambio y los precios de los bienes importados. La dolarización y la indexación de los precios hacen que la depreciación del tipo de cambio se traduzca rápidamente en un incremento de los precios, lo que se conoce como efecto passthrough.
Por otra parte, los precios de los productos importados se encuentran afectados por la propia inflación de los países de origen de dichos productos. Así, se termina importando parte de esa inflación.
El control de la inflación es uno de los requisitos mínimos para lograr encaminar al país hacia una senda de crecimiento económico sostenido. En Venezuela, la inflación es un proceso multifactorial cuya corrección requiere tomar en cuenta la dolarización, la indexación y la formación de las expectativas. De no hacerlo, difícilmente tendrá éxito cualquier iniciativa que busque reducir la tasa de inflación, un mal endémico de la economía venezolana.
Santiago E. Sosa P., Profesor-Investigador, Universidad Católica Andrés Bello
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.