¿Renuncia o reafirmación? Pedro Sánchez detiene su agenda mientras España está en vilo

¿Se convierte así Pedro Sánchez en el mejor cartel de campaña para su partido ante el escenario de las elecciones catalanas de mayo y las próximas europeas de junio?

 

Por Victoria Rodríguez-Blanco, Universidad Miguel Hernández

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, comunicó el miércoles 24 de abril a través de la red X que suspende la agenda porque va a reflexionar sobre qué hace con su futuro. Esto se produjo después de la decisión de un juez de abrir diligencias para investigar a su esposa, Begoña Gómez, tras una denuncia del grupo ultra Manos Limpias.

Llama la atención la forma de comunicación del presidente a la ciudadanía. Podría haber dado una rueda de prensa o emitir un comunicado. Prefirió apelar al sentimiento ciudadano, la llamada a la emotividad.

Sabemos que el presidente es un estratega y no hace las cosas sin pensar. Y lo cierto es que sus tácticas siempre le ha salido bien. Acertó cuando dejó su escaño como diputado e inició una gira por España para conquistar la secretaria general del PSOE. También cuando presentó una moción de censura contra Mariano Rajoy y prosperó por primera vez una moción constructiva en España. Le salió bien cuando después de las elecciones locales y autonómicas anunció repentinamente el adelanto de las elecciones generales.

¿Qué pretende ahora Pedro Sánchez?

Son varias las posibilidades que rondan sobre la actuación de Pedro Sánchez. Una de ellas es que sea verdad lo que manifiesta en esa carta. Qué esté agotado, que esté cansado, que tal vez necesita reflexionar sobre si deja la política y se retira. Pero lo cierto es que cuando un político quiere dimitir, dimite. Recuerden a Adolfo Suárez. Esa decisión la puede meditar en el fin de semana y en silencio. No es necesario que cuente a la ciudadanía su estado de ánimo, salvo que quiera apelar a los más genuinos sentimientos de adhesión populista hacía el líder.

Otra posibilidad es que se trate de una estrategia para salir reforzado ante la situación de deterioro de su imagen a raíz de las publicaciones sobre su esposa Begoña Gómez, además del caso Koldo. No podemos olvidar que Pedro Sánchez llegó a la presidencia con una moción de censura basada en la corrupción del Partido Popular, como acabamos de mencionar.

A ello hay que añadir que la legislatura no está siendo fácil, no tiene aprobados los presupuestos, tiene encallada una ley de amnistía de dudosa constitucionalidad y se ha reabierto el caso Pegasus.

Con esta actuación se convierte de nuevo en protagonista. Todo el entorno del PSOE, incluso críticos como Emiliano García-Page o exministras como Irene Montero (Podemos) han salido en su férrea defensa. ¿Se convierte así Pedro Sánchez en el mejor cartel de campaña para su partido ante el escenario de las elecciones catalanas de mayo y las próximas europeas de junio?

Diferentes escenarios

A nivel institucional, el presidente puede presentar una cuestión de confianza regulada en el artículo 112 de la Constitución. El presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general.

No habría problema en superar la cuestión de confianza porque esta se entiende otorgada con la mayoría simple de los diputados. Entonces, el presidente saldría fuertemente legitimado y fortalecido.

También puede anunciar que disuelve las Cortes Generales y convoca nuevas elecciones. Esta disolución de convocatoria no podría ser antes del 29 de mayo a tenor de lo dispuesto en el artículo 115.3 de la Constitución: “No procederá nueva disolución antes de que transcurra un año desde la anterior”. Y, en este caso, las elecciones tendrán lugar entre los 30 y 60 días posteriores, según establece el artículo 68.6 de la Constitución. Habría elecciones coincidiendo con las vacaciones de verano.

También puede dimitir el presidente y con él caería el Gobierno entero, que pasaría a estar en funciones hasta la toma de posesión del nuevo gobierno –artículo 101.2 de la Constitución–. En este caso, se procedería, según establece el artículo 99.

El rey, previa consulta con los grupos parlamentarios, propondría un candidato a presidente que expondría ante el Congreso un programa de gobierno, requiriendo mayoría absoluta de la Cámara Baja o mayoría simple en una nueva votación, 48 horas después de la anterior. El candidato del PSOE en este caso puede ser cualquiera, no siendo necesario que sea diputado.

La respuesta a los interrogantes la tendremos el lunes 29 de abril, fecha tope que ha dado Pedro Sánchez para tomar una decisión y explicarla en rueda de prensa.

Victoria Rodríguez-Blanco, Profesora de Ciencia Política, Universidad Miguel Hernández

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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