Los líderes comunistas de Cuba están en medio de una crisis, y no por primera vez. El 18 de octubre de 2024, la red eléctrica de la nación falló, dejando a los cubanos sin luces ni refrigeración. Los apagones han persistido desde entonces, y a partir del 4 de noviembre no muestran signos de cesar.
Estos cortes de energía forman parte de una crisis económica más grande, la peor desde 1991. Cuba quema petróleo para generar electricidad y, en pocas palabras, no puede pagar el petróleo que necesita, y mucho menos mantener el sistema eléctrico. Esto ha llevado a una grave escasez no solo de electricidad, sino también de gasolina, alimentos y suministros médicos.
La última crisis de Cuba ha llevado a los observadores a cuestionar la viabilidad del régimen, y muchos se preguntan si ahora podría ser el momento de que el gobierno comunista de Cuba se reforme o se derrumbe.
Para un erudito de la historia cubana como yo, es una pregunta justa. Los líderes de Cuba han soportado crisis similares durante más de seis décadas, manteniendo un monopolio del poder político en todo momento. La razón radica menos en el compromiso ideológico que en la capacidad de los líderes de La Habana para convertirse en clientes de poderosos patrocinadores extranjeros. Los comunistas de Cuba también han demostrado su voluntad de revertir el rumbo cuando su supervivencia lo requiera.
Esta vez, sin embargo, no está claro que cualquiera de las dos estrategias sea suficiente para que los herederos de Fidel Castro preserven su poder.
Intercambiar la soberanía por la prosperidad
Históricamente, Cuba ha logrado una medida de prosperidad al forjar relaciones comerciales con naciones poderosas.
Estos tratos a menudo han tomado la forma de relaciones “cliente-cliente”, en las que una nación poderosa ha respaldado la economía de la nación caribeña, pero ha infringido la soberanía de Cuba en el proceso.
De 1898 a 1959, los cubanos vendieron azúcar en los Estados Unidos bajo un sistema de cuotas algo favorable a La Habana. A cambio, los estadounidenses construyeron bases en suelo cubano y vendieron sus bienes en Cuba con restricciones mínimas, manteniendo el derecho a intervenir en la política de Cuba.
Pero después de que la Revolución Cubana terminara en 1959, los Estados Unidos cortaron lazos diplomáticos y económicos con el nuevo régimen, y la Unión Soviética se convirtió en la patrona de Cuba.
Décadas de apoyo soviético
Durante 30 años, Moscú compró azúcar cubano a precios inflados y vendió petróleo ruso por debajo de los precios de mercado, mientras equipaba a las fuerzas armadas de Cuba. Estos subsidios ascendían a más de 4 mil millones de dólares al año en la década de 1980.
A cambio, los líderes de Cuba permitieron las bases soviéticas en su suelo, convenientemente a menos de 100 millas de Florida, y apoyaron los objetivos de política exterior soviéticos, como las invasiones de Checoslovaquia en 1968 y Afganistán en 1979.
Sin embargo, en 1991, la Unión Soviética colapsó. Sin los subsidios soviéticos, Cuba entró en un giro económico.
¿Un “Período Especial”?
Entre 1991 y 1993, Cuba perdió un tercio de su PIB. La comida, la gasolina y la electricidad se hicieron escasas. El transporte público desapareció en gran medida, reemplazado por caballos, bicicletas y mototaxis.
El dictador Fidel Castro se refirió a la época como el “Período Especial en tiempo de Paz“. Pero conozco a los cubanos que recuerdan la década de 1990 como una época de comer frijoles, arroz y cáscaras de toronja cuando tenían suerte, agua azucarada cuando no lo tenían.
Fue Venezuela rica en petróleo la que sacó a Cuba del Período Especial. En 1999, un régimen amigo de Castro tomó el poder en Caracas, encabezado por el líder militar Hugo Chávez. Chávez proporcionó petróleo a Cuba a cambio de médicos, maestros y asesores para sus fuerzas militares y de seguridad.
A diferencia de los Estados Unidos y la Unión Soviética, Venezuela no tenía ninguna razón para comprometer la soberanía de Cuba; las dos naciones ya tenían aliados y adversarios comunes.
En 2015, un economista cubano me dijo que los subsidios de Venezuela ascendían a al menos 4 mil millones de dólares al año.
Sin embargo, tras la muerte de Chávez en 2013, Venezuela entró en una crisis económica aún peor que la de Cuba, el resultado de una mala gestión sin precedentes, la excesiva dependencia de las ventas de petróleo y el impacto de las sanciones estadounidenses. Los subsidios de Chávez se ralentizaron a un goteo en 2019 y aún no han regresado.
Después de un breve respiro, Estados Unidos volvió a imponer sanciones a Venezuela en 2024 cuando el presidente Nicolás Maduro renegó de su promesa de celebrar elecciones libres y justas. Venezuela ahora vende petróleo a intermediarios mientras suministra petróleo a Cuba en secreto, en cantidades y calidad muy por debajo de las necesidades de Cuba.
La consecuencia ha sido la profundización del declive económico de Cuba.
Desde 2020, el PIB cubano se ha reducido, al igual que el turismo. La inflación es desenfrenada tanto en los “mercados oficiales” como en los “mercados grises”, redes privadas que operan fuera de la sanción oficial y cobran precios más altos.
La Habana cambia cuando es necesario
Sin un nuevo patrón obvio para apuntalar su economía, los líderes de Cuba han tenido que recurrir a otras tácticas para aliviar la presión, o aplazarla.
Pero la coerción siempre ha jugado un papel central en la supervivencia del gobierno cubano.
Aunque el régimen permite a los cubanos quejarse en público, no pueden agitar por un cambio político sin recibir un trato duro. Por ejemplo, el gobierno ha amenazado a los opositores con procesarlos si organizan protestas durante la crisis actual.
En otros aspectos, sin embargo, el régimen ha cambiado cuando su supervivencia requiere que lo haga. Esto se puede ver en el crecimiento de la empresa privada en el país oficialmente comunista. Hasta la década de 2000, los cubanos trabajaban para el estado y tenían solo cantidades insignificantes de riqueza.
Pero la limitada privatización económica a partir de 2008 ha significado que hoy en día un tercio de todos los cubanos se gana la vida en el sector privado, frente al 23 % de 2020.
El crecimiento del sector privado de Cuba disminuye las demandas de un sector público ya con pocos recursos, al tiempo que permite una mayor circulación de bienes y servicios, y la muy necesaria moneda dura.
Pero, con mucho, el mayor cambio del gobierno cubano se refiere a la emigración. Desde la década de 1960, el gobierno comunista condenó a los cubanos que se fueron como “gusanos” o enemigos de la revolución.
Ahora, el gobierno permite que los cubanos se vayan con poca o ninguna interferencia.
Más de un millón de cubanos han emigrado desde 2022, alrededor del 10% de la población. Estados Unidos sigue siendo su principal destino, junto con España y otros países de habla hispana.
Los cubanos que llegan a los Estados Unidos pueden solicitar la libertad condicional en la frontera de los Estados Unidos y vivir en los Estados Unidos, con un permiso de trabajo, si tienen patrocinadores estadounidenses. Después de un año, califican para la residencia.
La emigración significa menos demandas de servicios públicos y recursos escasos, como alimentos y electricidad. También alivia una escasez crítica de viviendas, haciendo que más viviendas estén disponibles a precios más asequibles para los cubanos que se quedan.
La emigración también significa menos cubanos en Cuba con la energía para organizarse para el cambio político.
Y tener más cubanos en el extranjero puede ayudar a la economía doméstica, con aquellos en países con salarios más altos capaces de devolver dinero a sus familiares y amigos, quienes a su vez gastarán el dinero en efectivo en Cuba.
¿Puede el gobierno de Cuba aguantar?
Los líderes de Cuba han cambiado cuando se sintieron obligados a hacerlo. En cuanto a si la relajación del sector privado y las restricciones de inmigración les dará suficiente tiempo para encontrar otro cliente, sin embargo, es una conjetura de cualquiera.
China y Rusia pueden optar por convertirse en patrocinadores de Cuba, en parte como una forma de enfrentarse con una nación tan cercana a los Estados Unidos.
Según se informa, ambos países han aumentado los niveles de inversión en Cuba, mientras que reciben algunos privilegios y bases económicas a cambio.
Pero no está claro si China y Rusia estarán dispuestas a proporcionar los miles de millones de dólares en subsidios que el gobierno cubano necesita.
China, por ejemplo, tiene otras opciones de inversión más rentables en América Latina. Y atrapada en una guerra de su propia creación, Rusia tiene pocas fuerzas militares de repuesto o efectivo.
Cualquiera que sea el caso, Cuba necesita encontrar una solución a su crisis actual. Si no se acerca un patrón, el gobierno cubano puede enfrentar decisiones más difíciles, como aumentar la represión o permitir la liberalización económica y política.
Y esa es una elección que a los líderes de Cuba les gustaría evitar.