El presidente Donald Trump firmó el lunes una orden ejecutiva que suspende toda la asistencia exterior de Estados Unidos durante 90 días.
La medida afecta a ONG, agencias de cooperación como USAID, programas de gobernabilidad, democracia, derechos humanos, derechos sexuales y libertad de expresión, así como a iniciativas humanitarias lideradas por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ACNUR y organizaciones religiosas.
La suspensión tiene como objetivo revisar la eficiencia y alineación de estos programas con la política exterior de la nueva administración.
Según la orden, la política de ayuda exterior heredada por Biden “promueve ideas antitéticas a los valores estadounidenses” y “desestabiliza la paz mundial”, por lo que se llevará a cabo una evaluación exhaustiva de los programas existentes para determinar si se mantienen, modifican o eliminan.
Impacto inmediato en programas humanitarios y derechos humanos
La pausa afecta directamente a los programas de asistencia internacional, incluidos aquellos que respaldan operaciones humanitarias en zonas de conflicto, migración y reasentamiento.
La suspensión genera incertidumbre para miles de beneficiarios y organizaciones ejecutoras, especialmente en países de América Latina, África y el sudeste asiático.
En el caso de América Latina, programas como los de la OIM y ACNUR, que facilitan el reasentamiento seguro de migrantes y refugiados, se encuentran en riesgo de paralización.
Esto podría agravar la situación de miles de personas desplazadas, particularmente en países como Colombia, Costa Rica y Guatemala, que dependen de esta cooperación para gestionar flujos migratorios.
Asimismo, expertos advierten que la medida podría llevar al cierre definitivo de programas esenciales para la defensa de derechos humanos y la libertad de expresión, poniendo en peligro las operaciones de medios independientes y oficinas de derechos humanos que ya enfrentaban limitaciones económicas.
Incógnitas sobre la cooperación militar
Aunque la orden ejecutiva no menciona explícitamente la ayuda militar, su implementación deja dudas sobre el futuro del financiamiento a aliados clave como Ucrania e Israel, dos de los mayores receptores de asistencia estadounidense.
Expertos en política exterior consideran que cualquier recorte en esta área podría tener implicaciones significativas para la estabilidad global y las relaciones diplomáticas de Estados Unidos.
Reacciones internacionales y críticas
Organismos internacionales y líderes de ONG han manifestado su preocupación por el impacto de la decisión.
“Esta suspensión no solo pone en peligro proyectos vitales, sino que también envía un mensaje de desinterés hacia las comunidades más vulnerables del mundo”, afirmó en redes sociales el directorio jecutivo de la organización civil HIAS, promotores de la migración humanitaria.
Desde Europa y Canadá, algunos socios clave de Estados Unidos han expresado su incertidumbre sobre el futuro de los programas conjuntos.
“La cooperación internacional no solo es una inversión estratégica, sino un compromiso ético. Esta pausa podría afectar seriamente los esfuerzos globales para abordar crisis humanitarias y derechos fundamentales”, señaló una facción legislativa de Canadá en un comunicado de prensa.
Un giro en la política exterior de Estados Unidos
La suspensión de la ayuda exterior marca un cambio drástico en la política exterior de Estados Unidos, que históricamente ha sido uno de los principales donantes internacionales.
La administración Trump busca centralizar la toma de decisiones sobre estos programas, otorgando al Departamento de Estado y a la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) la autoridad para determinar qué iniciativas serán reanudadas, modificadas o eliminadas.
Mientras tanto, miles de organizaciones y beneficiarios alrededor del mundo enfrentan un futuro incierto, en medio de una reconfiguración de la política de cooperación internacional liderada por Washington.