China en el Canal

Por Juan Pablo Cardenal, Editor de Análisis Sínico de CADAL

Canal de Panamá

“El riesgo es cómo nuestro vínculo con China afecta nuestra relación con Estados Unidos. Geopolíticamente, debemos tener mucho cuidado, porque el tratado firmado con EE. UU. no nos permite ni siquiera dar la impresión de que estamos jugando con la neutralidad del canal”. Esto reflexionó un analista panameño en 2018.

Un año decisivo en la relación entre China y Panamá. Vivían la luna de miel tras romper Panamá con Taiwán y establecer lazos con China. En ese contexto, el Gobierno del entonces presidente Varela y Pekín firmaron multitud de acuerdos y anunciaron varias inversiones e infraestructuras estratégicas, algunas faraónicas.

El Gran Garrote

También iniciaron conversaciones para un TLC y un consorcio chino ganó la licitación para construir el cuarto puente sobre el canal. Subido a la ola de las promesas chinas, Panamá se adhirió a la Franja y la Ruta. El primer país latinoamericano en hacerlo. Parecía que Panamá se convertiría en una franquicia de China.

De aquellos polvos, como vaticinó el citado analista, estos lodos. Trump ha advertido que EE. UU. debe recuperar el control del canal por haber “caído en manos equivocadas”, en alusión a China. En los años 70 se firmó el tratado que devolvió a Panamá la soberanía del canal en 1999. Este tratado garantiza la neutralidad del canal y el libre tránsito. Y, en caso contrario, reserva a Washington la opción de intervenir militarmente.

Trump alude a que “se ha violado totalmente el espíritu del tratado”, un argumento que queda desfigurado al vincularlo con las “tarifas exorbitantes” que –asegura– pagan los barcos estadounidenses. Quizá su advertencia de que “China está operando el canal” es la coartada para exigir mejores tarifas a sus buques.

Trump on fire…

Pero ¿es cierto que Pekín controla la principal infraestructura marítima del planeta? El presidente Mulino aseguró que China no tiene “control directo ni indirecto del canal”. La gestión corresponde a la Autoridad del Canal de Panamá, en teoría un organismo autónomo del Gobierno. Cuestión distinta es la creciente influencia de China en el país.

Que el canal “ya no es neutral” se vincula con que dos de sus cinco puertos, situados en cada extremo del canal, son chinos. Ello daría a Hutchison la opción de acceder a información estratégica –y valiosa en caso de guerra– sobre los buques que transitan. Las empresas chinas tienen la obligación legal de colaborar en los esfuerzos de inteligencia del régimen.

Hutchison es de Hong Kong y ganó la licitación para gestionar los muelles en 1997, año de la retrocesión de la soberanía de la antigua colonia británica a China. En ese momento y durante la siguiente década y media, no había dudas sobre la independencia de las empresas hongkonesas. Hoy Hong Kong es una provincia china más. La duda es si este holding privado tiene la autonomía de antaño.

Reinicio estratégico

En favor de Panamá juega que el expresidente Cortizo frenase en su mandato la mayoría de los proyectos apalabrados con China por su predecesor. Pero si Mulino insiste en su idea de resucitar algunos de estos proyectos, Trump podría azuzar la crisis. Paradójicamente, un escenario que podría echar a su principal aliado en Centroamérica en brazos de China.  

Exit mobile version