Honduras en la encrucijada

Por Juan Ramón Martínez, académico hondureño

Marco Rubio, Secretario de Estado.

El jueves en horas de la mañana nos enteramos que ese día, Donald Trump llamaría por teléfono a Nayib Bukele. En horas de la noche, la televisión española señalo que el Secretario de Estado, Marco Rubio viajará a Centroamérica. Al revisar el itinerario notamos que no visitaría Tegucigalpa; ni tampoco Managua por lo que los dos regímenes son considerados poco amigos; o por lo menos que despiertan menos confianza por sus posturas con respecto a los Estados Unidos. Como no tengo ningún amigo en la cancillería hondureña, –no pude llamar a nadie–, de modo que solo me queda imaginar que el embajador Soto, desde Washington; o la esposa del Canciller que vive allá le informaron a Reina sobre la llamada y el viaje. Y supongo que ellos entienden muy bien cuales son los objetivos de Estados Unidos en Centroamérica. Pero de todas maneras, no viene mal que los repita: 1. La defensa del Canal de Panamá, 2. el flujo de los inmigrantes hacia México; y 3. la discusión de las posturas diplomáticas frente a China, Venezuela y Cuba.

En la vida, las personas y las naciones cosechan lo sembrado. Desde el primer día de gobierno de la titular nominal del régimen Xiomara Castro, ha tenido una conducta confrontativa con Estados Unidos, pese a que en un hecho bastante inusual – antes había llegado del vicepresidente Dan Quayle a la toma de posesión de Carlos Roberto Reina – Kamala Harris haya venido a toma de posesión presidencial. Y que esta era la oportunidad para reformar la política exterior del régimen anterior y buscar lo mejor para Honduras y los hondureños. Pero la diplomacia hondureña hizo una interpretación equivocada. Y siguió un curso contrario al que habia insinuado los Estados Unidos.

La ruptura de relaciones diplomáticas con Taiwan fue la primera acción equivocada, seguida de la apertura con China Popular y el mareo consiguiente de las conciencias subordinadas que creen que cambiar de aliado,– en frio–, va producir el cambio del día a la noche. El segundo error del gobierno de Zelaya fue el desplante de Honduras que frente a la invitación a la Cumbre de las Américas, Castro,– siguiendo las recomendaciones de México–, no asistió sin dar razones convincentes.

En el discurso que Castro leyó en la ONU, –por los temas, la forma y el tono–, representó un esfuerzo que dio espinosos frutos a una política exterior equivocada indicándole a Washington que a partir de ese momento, Honduras se alinearía al grupo de países mas anti estadounidenses del continente: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Ese discurso, como casi todos, fue una estupidez y una falta de tacto porque un gobernante inteligente – y Xiomara dolorosamente no lo es; y nunca lo sera – no muestra todas sus cartas, sino que via las negociaciones, va moviendo sus piezas y asumiendo las posturas que al final le dan al país que representa los mejores resultados. Y no es que no se podía asumir una conducta critica. Los diplomáticos gringos, tienen preferencia por la verdad, la franqueza y que les miren a los ojos. Jugar a las trampas, es una forma de ofenderles cosa que les mortifica ; y como son muy rencorosos, no olvidan; y, les cuesta perdonar.

Para complicar las cosas, Mel Zelaya – el gobernante de facto – empezó a dar declaraciones anti imperialistas. A nosotros nos provocan risa porque sabemos que es un oligarca ganadero conservador y derechista; pero los diplomáticos gringos las toman en serio. Tienen suficiente información y saben que quien toma las decisiones es Mel y la que las ejecuta es su esposa.

Y para ponerle el tapón al pomo: el viaje del general Hernández y el Ministro de Defensa para entrevistar a Padrino, disparo las alarmas. Por primera vez, Estados Unidos actuó en contra de los Zelaya. Hizo circular información que vinculó a Carlos Zelaya con narcotraficantes, condenados y encarcelados en Estados Unidos. Lo que sabe Washington no lo conocemos. Conocemos los resultados: la renuncia de Carlos Zelaya de su curul como diputado y la del Ministro de Defensa.

Con todo la peor imprudencia: la amenaza de Castro de expulsar a Washington de bases inexistentes en Honduras. En Palmerola son invitados. La base es hondureña. Con ello le anuncio a un bravucón como Trump que Honduras iría a la pelea con arcos y flechas si fuera necesario. Trump responde.

¿Que vamos a hacer?. ¿Tenemos tiempo todavía?. ¿Las elecciones podrían ser la única alternativa, cambiando el régimen?

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