El jueves en horas de la mañana nos enteramos que ese día, Donald Trump llamaría por teléfono a Nayib Bukele. En horas de la noche, la televisión española señalo que el Secretario de Estado, Marco Rubio viajará a Centroamérica. Al revisar el itinerario notamos que no visitaría Tegucigalpa; ni tampoco Managua por lo que los dos regímenes son considerados poco amigos; o por lo menos que despiertan menos confianza por sus posturas con respecto a los Estados Unidos. Como no tengo ningún amigo en la cancillería hondureña, –no pude llamar a nadie–, de modo que solo me queda imaginar que el embajador Soto, desde Washington; o la esposa del Canciller que vive allá le informaron a Reina sobre la llamada y el viaje. Y supongo que ellos entienden muy bien cuales son los objetivos de Estados Unidos en Centroamérica. Pero de todas maneras, no viene mal que los repita: 1. La defensa del Canal de Panamá, 2. el flujo de los inmigrantes hacia México; y 3. la discusión de las posturas diplomáticas frente a China, Venezuela y Cuba.
En la vida, las personas y las naciones cosechan lo sembrado. Desde el primer día de gobierno de la titular nominal del régimen Xiomara Castro, ha tenido una conducta confrontativa con Estados Unidos, pese a que en un hecho bastante inusual – antes había llegado del vicepresidente Dan Quayle a la toma de posesión de Carlos Roberto Reina – Kamala Harris haya venido a toma de posesión presidencial. Y que esta era la oportunidad para reformar la política exterior del régimen anterior y buscar lo mejor para Honduras y los hondureños. Pero la diplomacia hondureña hizo una interpretación equivocada. Y siguió un curso contrario al que habia insinuado los Estados Unidos.
La ruptura de relaciones diplomáticas con Taiwan fue la primera acción equivocada, seguida de la apertura con China Popular y el mareo consiguiente de las conciencias subordinadas que creen que cambiar de aliado,– en frio–, va producir el cambio del día a la noche. El segundo error del gobierno de Zelaya fue el desplante de Honduras que frente a la invitación a la Cumbre de las Américas, Castro,– siguiendo las recomendaciones de México–, no asistió sin dar razones convincentes.
En el discurso que Castro leyó en la ONU, –por los temas, la forma y el tono–, representó un esfuerzo que dio espinosos frutos a una política exterior equivocada indicándole a Washington que a partir de ese momento, Honduras se alinearía al grupo de países mas anti estadounidenses del continente: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Ese discurso, como casi todos, fue una estupidez y una falta de tacto porque un gobernante inteligente – y Xiomara dolorosamente no lo es; y nunca lo sera – no muestra todas sus cartas, sino que via las negociaciones, va moviendo sus piezas y asumiendo las posturas que al final le dan al país que representa los mejores resultados. Y no es que no se podía asumir una conducta critica. Los diplomáticos gringos, tienen preferencia por la verdad, la franqueza y que les miren a los ojos. Jugar a las trampas, es una forma de ofenderles cosa que les mortifica ; y como son muy rencorosos, no olvidan; y, les cuesta perdonar.
Para complicar las cosas, Mel Zelaya – el gobernante de facto – empezó a dar declaraciones anti imperialistas. A nosotros nos provocan risa porque sabemos que es un oligarca ganadero conservador y derechista; pero los diplomáticos gringos las toman en serio. Tienen suficiente información y saben que quien toma las decisiones es Mel y la que las ejecuta es su esposa.
Y para ponerle el tapón al pomo: el viaje del general Hernández y el Ministro de Defensa para entrevistar a Padrino, disparo las alarmas. Por primera vez, Estados Unidos actuó en contra de los Zelaya. Hizo circular información que vinculó a Carlos Zelaya con narcotraficantes, condenados y encarcelados en Estados Unidos. Lo que sabe Washington no lo conocemos. Conocemos los resultados: la renuncia de Carlos Zelaya de su curul como diputado y la del Ministro de Defensa.
Con todo la peor imprudencia: la amenaza de Castro de expulsar a Washington de bases inexistentes en Honduras. En Palmerola son invitados. La base es hondureña. Con ello le anuncio a un bravucón como Trump que Honduras iría a la pelea con arcos y flechas si fuera necesario. Trump responde.
¿Que vamos a hacer?. ¿Tenemos tiempo todavía?. ¿Las elecciones podrían ser la única alternativa, cambiando el régimen?