En Honduras Libre, está en el límite de sus posibilidades. Ha logrado imponer su voluntad. Incluso violando la ley; y, probando que la capacidad de respuesta de la sociedad, está igualmente muy limitada. Los aliados “Liberales”, son su mejor activo. No es desdeñable el éxito al llevar a Xiomara Castro a la Presidencia de la República, Luis Redondo al Congreso, Raquel Obando a la Corte Suprema de Justicia; y, a Johel Zelaya a la Fiscalía General. E iniciado una ordalía represiva en contra de sus opositores, contando con la complicidad de la Policía y las Fuerzas Armadas. Los diputados amenazados por la “Comisión Investigadora”, la tentación de usar los casos judiciales, para negociar los votos para legalizar la elección de los fiscales, parecen cerrar el círculo; empujando al país, en la ruta dolorosa hacia la dictadura.
Por supuesto, Libre -especialmente Zelaya, Castro y el primer círculo de poder- han tenido que pagar un alto precio. No solo han perdido legitimidad en el uso del ataque a la dictadura, sino que, además, creado en el interior de Libre, el riesgo de asumir que allí, no hay espacio para nadie que no sea miembro de la familia; o escogido a seguir jugando en los procesos electorales. Los diputados del bloque democrático, ya han entendido que no hay negociación posible, porque Zelaya lo que quiere es rendición, el poder total, absoluto; y, por el mayor tiempo imaginable. Y que, si no se ceden, tienen que enfrentar la vergüenza de una justicia vengativa, una policía -civil o militar, la misma cosa- que les capturara, los avergonzara; y los obligara a huir del país. O entregar sus votos.
Pero lo más grave, Libre, ha perdido la calle. El BOC se ha tomado las avenidas de las principales ciudades y en la posibilidad de asumir el liderazgo de la protesta generalizada de los electores que están convencidos que, este gobierno “es peor que el de JOH”; que la situación económica no mejora; y que la única alternativa para los más jóvenes es huir hacia Estados Unidos. O resistir formando parte de las protestas callejeras. Con el riesgo que estas deriven en una confrontación que comprometa el honor de las Fuerzas Armadas cuyos líderes, todavía no están dispuestos a jugárselas con un hombre tan impredecible como Manuel Zelaya. Los analistas militares saben que solo basta un hecho, incluso sin importancia, para que estalle, incontrolable, la inconformidad popular. Y antes de las elecciones, arda Troya.
Por ello, el “asesor estratégico”, ha empezado a plantear la necesidad de negociar. Separando a Xiomara Castro del grupo que la tiene de rehén; replanteando las negociaciones con los 73 diputados opositores, para crear una alternativa al Fiscal General (interino), entregando dos cosas que son esenciales para los alcaldes: el nombramiento del magistrado liberal del Tribunal Superior de Cuentas, las reformas electorales que permita que SdeH integrar el Consejo Nacional Electoral y la sustitución de la magistrada Hall por otra del PL, menos “florista”. Por supuesto, sin ceder ningún puesto en el Estado Mayor Conjunto, donde “Mel” quiere a un pariente, porque no confía en los militares que siempre han sido quienes al final, le han fallado. Sabe que los militares son fieles a los Estados Unidos. Ignora que el éxito logrado puede hacer explotar a Libre. Los ataques de Villanueva a Jorge Cálix, el manejo de rumores para desprestigiar a los que no le son fieles, compromete la unidad, especialmente si no logra negociar con la oposición, calmando las tensiones actuales. Su objetivo es que la oposición, ratifique a cambio, la directiva del Congreso Nacional. Pretensión desmesurada.
El obstáculo es la falta de confianza. “Mel”, es un mentiroso. Pocos le creen. Y el “asesor” y líder aliado liberal, no tiene control del PL, tampoco cuenta con la bendición de la embajadora Dogu. Tampoco con, el respaldo de las iglesias. Menos con la confianza de los militares. Esto, frena las negociaciones. Unido a la brusquedad de las amenazas de Silvia Ayala que, con sus posturas cierra las posibilidades de alcanzar acuerdos. Quien se siente siquiera a negociar, recibirá el juicio negativo del público que verá en ello, el reconocimiento de su culpabilidad. Los líderes del BOC saben que Libre anda con “las coronas en la espalda”. Javier Milei, ha demostrado que, el liberalismo es la “pistola”, para detener al totalitarismo de Libre.