Sí, tengo miedo de este gobierno que, tal y como lo esperaba, aliado a las izquierdas corruptas y trasnochadas; asesinas y dictatoriales, se vaya tomando, poco a poco, espacios de nuestra artrítica democracia y logre apoderarse de todas las instituciones para conseguir lo que Daniel Ortega, el chavismo y el castrismo han hecho en sus respectivos países.
No es mentira, no es histrionismo, pero tengo miedo que, viendo cómo tergiversan la ley y la acomodan a sus intereses … viendo como mienten de forma descarada hasta el límite del delito … viendo que tuercen la historia, incluso, para hacer comparaciones tan tontas y enfermizas con fines propagandísticos, terminen ellos mismos creyéndoselas y se consideren ungidos.
Me da pánico observar cómo los temas más importantes para la nación están siendo dejados a un lado mientras están en el estira y encoge por quedarse con todas las instituciones para fines malsanos. ¿Qué temas? Los feminicidios están desbordados, los homicidios y asesinatos, ni se diga las masacres, nos están convirtiendo nuevamente en el país más violento del mundo. Nos hemos convertido en país productor de drogas: marihuana y cocaína, están a la orden del día. Las autoridades pasan enfrascadas en tomar control de todas esas haciendas clandestinas en las cuales se siembran plantas ilegales, como si fueran frijoles, maíz y arroz. No solo no ha disminuido el tráfico de drogas en el país, sino que la industria de la droga se ha convertido en parte del PBI de la nación. La gente con problemas renales está desamparada, los niños no han recibido el total de clases, los ministerios no están invirtiendo el dinero presupuestado, hay intereses ocultos para llevarnos a que Mel cumpla su sueño macabro de una constituyente que los eternice en el poder, los accidentes de tránsito hacen parecer que estamos en un país de dementes: ciento cincuenta y seis accidentes en un solo fin de semana, con once muertos y 50 heridos. No hay nuevas fuentes de trabajo. Nayib Bukela, aquí a la par, acaba de llevar a Googel. ¿Qué ha traído doña Xiomara? Siguen los despidos, el Congreso Nacional está siendo liderado por un señalado por un narco (según palabra del finado Romeo Ellner) que tiene de títere a un gordito veleidoso y sibarita, en fin, la presidencia de la República está en manos de una señora que, si bien nos merece todo el respeto y en la cual todavía tenemos algunas esperanzas que reaccione (muy pocas), quremos que el país salga adelante.
Aunque, párrafo aparte, anda repitiendo el mismo discurso melista sobre los doce años de narcodictadura, que no la dejan gobernar, que hay un complot contra ella, que fuerzas oscuras trabajan para desestabilizar su gobierno, etc., cosas que ya escuchamos en boca de Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Fernández, o sea, todos los políticos relacionados al Foro de San Pablo.
Un comentario a suerte de esos intermedios que nos vacunaban en las películas cuando éramos niños: todavía tiene el descaro de decir que en doscientos años de independencia nunca se había hecho tanto por el país y por los pobres, como en este año y medio de gobierno de Libre, pero si ni clases ni medicinas han tenido los niños y los enfermos, respectivamente. Si no hay nueva inversión extranjera, al contrario, según datos de la empresa privada se han perdido más de treinta y un mil empleos solo en este 2023, y los datos que nos vienen del extranjero: más de 21 hondureños han sido detenidos en las frontera con EUA. ¿De qué paraíso nos hablan? ¿Por qué mienten de forma tan absurda? ¿Qué les pasa?
Pero bien, todos esos fundamentos míos para tener miedo son en grandes aspectos, macros, quizá, incluso, lejanos, pero me preocupa lo que yo veo en el día a día que voy a dejar a mi hija a la universidad.
Perdí mi carro hace un año, mi niña empezó universidad este año. Más por la mamá que por mí, la he tenido que ir a dejar y pasar por ella a la universidad. Y digo que más por la mamá, porque yo soy más relajado, pero cada vez que bajamos al centro de Tegucigalpa, pasamos por calles que están (en una mezcla rara) llenas de basura, orines, tráfico desenfrenado, en donde no ves un tan solo policía de ninguna clase, ni preventivo, ni de tránsito, solo los pobres (que ni policía son) municipales.
El centro de esta ciudad está lleno de basura, de baches, de calles sin seguridad, con una mendicidad que desborda, tanto así, que destruye la solidaridad y compasión humana.
Tengo miedo que todo se vuelva un caos, porque Mel Zelaya de eso se alimenta: del caos.
Tengo miedo que mi hija crezca en este país, tengo miedo que LIBRE se apodere de este país, tengo miedo, incluso, que ya no pueda decir mis miedos sobre este país.