La Lista Engel, la Corte Suprema y los militares

Por Juan Ramón Martínez, académico hondureño

La Lista Engel, vino con sorpresas. Ha impulsado, -con los señalados, en Guatemala, Nicaragua y Honduras-, el concepto que las acciones antidemocráticas, entran en la globalidad de la corrupción. Por ello, en el caso de Honduras, al margen de los juicios que de la lista hace de varias figuras políticas, lo que nos parece más relevante es la crítica que se hace por la entrega de los partidos políticos democráticos de la Corte Suprema de Justicia a la familia Zelaya. Por ello, hay que entender que para los intereses de los Estados Unidos; y, de repente para los de Honduras y los hondureños, la seguridad jurídica es básica para el desarrollo de instituciones confiables, garantía para las inversiones; y, en consecuencia, fundamental para el desarrollo económico. Y como en el desenlace, el Partido Liberal hizo el papel de “celestina”, la Lista Engel, coloca a tres líderes de ese partido, encabezados por el presidente del Central Ejecutivo, en la picota pública. Y como aquí los hechos son conocidos, su enumeración, solo sirve para confirmar la afirmación que hemos hecho de entrada. Libre, en la pretensión de Xiomara Castro, tenía como objetivo, controlar la Corte Suprema de Justicia para proteger sus intereses familiares, la defensa del flanco legal para reformar las reglas de la sucesión presidencial; y, para evitar que los empresarios estadounidenses logren seguridad, impidiendo las expropiaciones que frenan la inversión extranjera y hacen posible la imposición del modelo cubano en la economía hondureña. Agregando, además, que era la Corte Suprema, un objeto del deseo de la gobernante, en su “pelea de territorio” con Rixi Moncada.

La primera fase de la elección de los posibles magistrados, se cumplió, implacablemente. Y en silencio. Pero se supone que los partidos políticos -Liberal, Nacional y PSH- estaban de acuerdo que podían darle la mayoría relativa a Libre; y, además, la titularidad de la Corte. La trampa y en la que Rosenthal cayó ingenuamente, estaba en los escogidos por el PL. Se jugó, primero con abogados liberales que habían pasado a Libre, caso de Jiménez Puerto; y, además, muy cercano al líder liberal. Otro, integrado como parte de la “cuota” liberal. Pero el problema fue Sibrián que, para el gusto de Zelaya, no era dúctil y maleable. Por ello, le pusieron tacha y los liberales, antes que defenderlo, accedieron al chantaje de Zelaya, en la creencia que poniendo a una figura débil en su lugar; pero con la promesa de la integración del mismo en la Sala de lo Constitucional, se garantizaba un control vital en el área que se creía que era; y es, la más sensible de la jugada política: la defensa de la Constitución.

La dirección liberal, animada y apoyada por un expresidente, cayó en la jugada, sabiendo el líder liberal que era muy vulnerable porque se llegaría a pensar que, el arreglo le garantizaba, -como así creen-, la defensa de las empresas involucradas en un litigio con el gobierno central. El resultado, aunque no se le dio el análisis que correspondía, se presentó como una prueba de madurez de los políticos para lograr acuerdos. Solo, hasta que la Sala Constitucional resolvió, sin lugar la solicitud de inconstitucional del decreto de amnistía es que, algunos cayeron en la cuenta que habían metido la pata, al entregar la Corte Suprema. Y que, no era cierto que el magistrado Vallecillo, se mantendría bajo la disciplina partidaria, defendiendo los valores de la democracia constitucional. Pero entonces, era demasiado tarde.

Otro flanco, señalado como peligroso por la Lista Engel, es la relación de Libre con el Estado Mayor Conjunto de la Fuerzas Armadas. El nombre de Marcelo Chimirri, ha sonado como el vínculo de Zelaya con Muñoz, líder real de los militares al mando. La inclusión del nombre del sobrino de Xiomara Castro, es una llamada de atención para que los militares sean más profesionales, más obedientes de la Constitución; y, menos de consiguiente, del modelo político que impulsan los Zelaya. Para los sensibles analistas, es obvio que Bukele en El Salvador, aumenta la capacidad de fuego de la Fuerza Armada Salvadoreña, mientras Honduras tiene dificultades, incluso para comprar helicópteros.

Las señales están claras. Los Estados Unidos muestran su preocupación. Defienden sus intereses. Lo interesante es que, estos, coinciden con los intereses hondureños. Cosa que, debe orientarnos; y, comprometernos, a todos.

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