El poder es una droga y las drogas han ayudado a muchos políticos a llegar al poder. El trinomio de familias, narcotráfico y política es una formula que parece repetirse. Un cáncer metastásico que se expande por toda América Latina.
Maduro y sus narcosobrinos. Efraín Campo Flores y Francisco Flores fueron arrestados por la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) en 2015. El gobierno de ese país también ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por la captura de Maduro, vinculado al Cartel de los Soles.
La familia. En Venezuela Nicolás Maduro Guerra, Nicolasito, maneja todos los negocios sucios del dictador. En 2019 fue sancionado por ser pieza clave en los negocios del petróleo, el oro de sangre, coltán y otros minerales. Sigue viviendo la dolce vita.
Venezuela con nuevo récord. En menos de un mes el régimen de Venezuela se vio envuelto en millonarias incautaciones de drogas con destino a África, Afganistán, Brasil y Guyana. El régimen recurre al narcotráfico para comprar voluntades y aferrarse al poder.
México tampoco escapa al tema del narcotráfico. El presidente Andrés Manuel López Obrador fue señalado de recibir entre 2 a 4 millones de dólares por parte del Cartel de Sinaloa. Los reportes indican que esta relación se remonta a la campaña electoral de 2006.
Petro y el incremento de los cultivos de coca. Esta semana Estados Unidos certificó la estrategia antidrogas de Colombia, pero dejó clara su preocupación por el aumento de cultivos de coca por la falta de desarrollo rural y seguridad. Petro ha pedido liberar a campesinos que cultivan la hoja de coca.
Honduras y el familión. El gobierno de Xiomara Castro se ha visto seriamente empañado por el narcotráfico y la participación de gran parte de su familia en diversos puestos de gobierno. Hijos, cuñados, sobrinos. No existe límite. Nepotismo puro y duro.
La mitad es para el comandante. Carlos Zelaya, cuñado de la presidente Castro, aparece en un video negociando medio millón de dólares con el Cartel de Los Cachiros. Zelaya reveló que la mitad de este dinero era para su hermano, Mel Zelaya, conocido como el comandante.
México, Colombia, Honduras y la dictadura de Venezuela tienen mucho en común. Las denuncias de narcofinanciamientos son muchas, pero las investigaciones pocas. El crimen organizado ha corroído y corrompido sus organizaciones políticas y al Estado.
La familia, el narcotráfico y el poder son un trinomio que genera miseria, violencia y tiranías. Venezuela es la muestra viva de una historia sin final feliz. México, Colombia y Honduras todavía están a tiempo. Veremos.
AMLO, sus hijos y hermanos. Durante el sexenio no han faltado denuncias de presunta corrupción y sobres amarillos repletos de dólares. Pio López Obrador, Martín López Obrador y Andrés Manuel López Junior (posible candidato presidencial de 2030) son los protagonistas de estas sistemáticas denuncias.
AMLO ha puesto en libertad a narcos sin temor ni pudor. En 2020 el jefe del Estado admitió que ordenó liberar a Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, para garantizar la paz y tranquilidad en Culiacán, Sinaloa. Abrazos no balazos. Ese es su lema.
Colombia y el hijo de Gustavo Petro. Nicolás Petro reconoció que recibió financiamientos de formas irregulares para la campaña electoral de la Colombia Humana. Se le acusa de enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
Petro y el incremento de los cultivos de coca. Esta semana Estados Unidos certificó la estrategia antidrogas de Colombia, pero dejó clara su preocupación por el aumento de cultivos de coca por la falta de desarrollo rural y seguridad. Petro ha pedido liberar a campesinos que cultivan la hoja de coca.
Honduras y el familión. El gobierno de Xiomara Castro se ha visto seriamente empañado por el narcotráfico y la participación de gran parte de su familia en diversos puestos de gobierno. Hijos, cuñados, sobrinos. No existe límite. Nepotismo puro y duro.
La mitad es para el comandante. Carlos Zelaya, cuñado de la presidente Castro, aparece en un video negociando medio millón de dólares con el Cartel de Los Cachiros. Zelaya reveló que la mitad de este dinero era para su hermano, Mel Zelaya, conocido como el comandante.
México, Colombia, Honduras y la dictadura de Venezuela tienen mucho en común. Las denuncias de narcofinanciamientos son muchas, pero las investigaciones pocas. El crimen organizado ha corroído y corrompido sus organizaciones políticas y al Estado.
La familia, el narcotráfico y el poder son un trinomio que genera miseria, violencia y tiranías. Venezuela es la muestra viva de una historia sin final feliz. México, Colombia y Honduras todavía están a tiempo. Veremos.