El aspirante a la presidencia por el Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, dijo la noche de este martes que el 20 de agosto próximo los guatemaltecos deberán decidir entre su rival, Sandra Torres, que representa la política del pasado que mantiene anclada a Guatemala, y la del futuro, la que él abandera, que busca una sociedad que logre su desarrollo y que además sea incluyente.
En su papel de estelar en la política, tras la hazaña de llegar a la segunda vuelta presidencial tras prácticamente no aparecer en las preferencias de votos en las mediciones previas, Arévalo insiste en que su gobierno será intolerante con la corrupción.
Esto solo está empezando. 🌱
Guatemala ya dejó claro que va a sepultar la forma de hacer política sucia, clientelar y rastrera a la que creyeron que nos tenían acostumbrados. pic.twitter.com/YbPDwyf25y
— Bernardo Arévalo (@BArevalodeLeon) June 28, 2023
“Cada ministro será responsable que dentro de su ministerio cese cualquier práctica de corrupción”, dijo en una entrevista televisiva, al ser cuestionado sobre cómo logrará combatir el arraigado problema.
Insistió en que para establecer la estrategia, se asesorará con los que conocen del combate al crimen de cuello blanco, que ha recalcado son los “perseguidos y exiliados” que antaño combatieron la corrupción (exfiscales y exjueces).
Respecto a la agenda 2030, dijo que de ganar, su gobierno se comprometerá con una que “garantice el desarrollo” del país, por medio de la “reducción de la mortalidad infantil, contra calentamiento global, la lucha contra desnutricion”.
Cauteloso en su discurso, evitó entrar en las pantanosas aguas de la ideología de género, un tema que a la sociedad guatemalteca, tradicionalmente conservadora, le pone los pelos de punta.
Las elecciones generales del domingo, en las que dio el campanazo como protagonista, dijo que fueron accidentadas, pues dejaron por fuera a quienes merecían competir y dejaron dentro a unos que quizá “no debían haber participado”, aunque no mencionó nombres. Pero, en resumen, transcurrieron razonablemente, “excepto por algunos incidentes”, como el de San José del Golfo.