Bernardo Arévalo, a un mes de la presidencia… ¿llegará?

El 14 de enero el político más aplaudido en Guatemala asumirá la presidencia. Ese es el plazo y difícilmente se lo impidan, a pesar de la jauría política que lo ataca por medio del Ministerio Público. ¿Con cuánto oxígeno contará? Está por verse.

Justo en un mes, César Bernardo Arévalo de León, deberá jurar que defenderá y se apegará a la Constitución y quedará investido como presidente de la República de Guatemala. ¿Lo logrará?

Sí… al menos es lo que se espera. Incluso el mismo mandatario saliente, Alejandro Giammattei, a quien muchos consideran el cerebro de la arremetida judicial contra Arévalo, ha dicho que sí lo hará.

“En Guatemala no hay acción alguna que pueda impedir que las autoridades electas tomen posesión de sus cargos”, dijo hace solo dos días el cuestionado mandatario, salpicado por escándalos de corrupción por todos los caminos por los que ha avanzado en 4 años de gobierno.

Sin embargo, el Ministerio Público, en especial la fiscal general, Consuelo Porras, y su ayudante, el jefe contra la impunidad, Rafael Curruchiche, piensan, aunque no lo digan, distinto.

La petición de Curruchiche de anular las elecciones se mantiene.

Cosechando apoyos

Bernardo Arévalo se convirtió en una especie de rockstar en Guatemala de la noche a la mañana. En una semana, en de las elecciones generales, este político progresista, socialdemócrata dice él, de 65 años pasó de tener apenas un 2.8 % de las preferencias en todas las encuestas a colarse a la segunda vuelta contra la política destinada a llegar a la antesala del éxito político en este país de 17 millones de habitantes. Eso fue el 25 de junio; y el 20 de agosto, antes de la medianoche, se había convertido en presidente electo por 900,000 votos de diferencia.

Pero desde la semana después de las votaciones generales, el Ministerio Público se tiró a la yugular de Arévalo y su partido, Semilla. Desde entonces ha hecho de todo para anularlo por la vía legal.

Sin embargo, el todavía diputado que no pierde la compostura ni en los momentos de tormentas, ha cosechado tantos apoyos locales y extranjeros que resulta difícil pensar que, de verdad, le dinamitarán su toma de posesión.

Estados Unidos, la OEA, la Unión Europea y varios presidentes le han externado su respaldo en diferentes momentos y sostienen que el hombre afronta un intento de golpe de estado.

El gobierno estadounidense esta semana sancionó a 300 guatemaltecos, entre ellos más de 100 diputados, por acciones antidemocráticas.

Unas semanas antes, Miguel Martínez, presunta pareja sentimental de Giammattei y el más importante operador político del gobierno, también fue castigado por Estados Unidos con la Ley Global Magnitsky, que le inhabilita incluso a tener relación con la mayoría de bancos del mundo.

Los mensajes no pueden ser más claros. El “big brother”, el principal socio comercial y cooperante de Guatemala, apoya a Arévalo y está dispuesto a emplazar a quien atente contra él, su toma de posesión y la democracia.

El miércoles, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, y Rodrigo Chaves, de Costa Rica, le externaron su respaldo. En la víspera, hizo lo mismo el chileno Gabriel Boric; y la OEA invocó la Carta Democrática para acuerpar.

Pero mientras llega el 14 de enero, Arévalo seguirá cuesta arriba y a partir de esa fecha deberá buscar acuerdos en el Congreso, pues su partido, Semilla, solo ganó 23 diputaciones y tendrá numéricamente encima a sus rivales del actual oficialismo, Vamos, con 39 diputados, y la UNE, con 28.

Como sea, para validar la política anticorrupción que promueve el presidente electo deberá acercarse a sus rivales, de una u otra forma, algo que de seguro será tormentoso.

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