Centroamérica observa de cerca las elecciones presidenciales de Estados Unidos, una cita que podría redefinir el futuro de la región en función del próximo ocupante de la Casa Blanca, según los diversos análisis de medios de comunicación y conocedores.
Con un intenso debate interno y opiniones divididas sobre los posibles impactos de una presidencia de Kamala Harris o Donald Trump, los expertos en política exterior, desde Panamá hasta Guatemala, proyectan consecuencias que afectarían la migración, las remesas, la seguridad y las alianzas democráticas.
El istmo, de más de 44 millones de población, recibe anualmente más de $30,000 millones en remesas de sus migrantes trabajando en Estados Unidos; un cierre de frontera drástico o una deportación masiva empeoraría el panorama.
Migración: exclusión versus expulsión
La migración ocupa un lugar central en las preocupaciones de los gobiernos y ciudadanos centroamericanos ante el posible giro en las políticas migratorias de Estados Unidos.
Con casi 6 millones de centroamericanos residiendo en Estados Unidos, muchos bajo el programa de Estatus de Protección Temporal (TPS), Parole Humanitario y Migración Segura, cualquier cambio en la administración podría implicar ajustes significativos.
Donald Trump, cuya postura antiinmigrante marcó su primer mandato, ha prometido reavivar esta política de manera contundente si regresa a la presidencia.
Manuel Orozco, politólogo del Diálogo Interamericano, explica en sus análisis que “los centroamericanos que se benefician del TPS lo dejarían de recibir” bajo una administración de Trump, quien aspira a eliminar el TPS que protege a inmigrantes de Nicaragua y El Salvador desde hace años.
Con una meta de al menos 500,000 deportaciones anuales, Trump busca implementar la “mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos”.
Esta postura, sumada a la posible revocación del “parole humanitario” otorgado a ciudadanos de países en crisis, como Venezuela, Cuba y Nicaragua, significaría que muchos migrantes actuales y futuros enfrentarían barreras legales insuperables para permanecer en Estados Unidos.
Harris: estrategia de contención
Por su parte, Kamala Harris defiende una política que busca gestionar la migración atacando sus causas, promoviendo la inversión en el desarrollo económico en Centroamérica.
Sin embargo, no está exenta de restricciones: Harris ha prometido reforzar la frontera, restringiendo nuevas solicitudes de asilo y elevando los criterios para quienes soliciten asilo desde la frontera sur.
El periodista costarricense Eduardo Ulibarri, en un debate por Zoom en San José con otros analistas, señaló que “Harris promovería una política más estructurada y de menor confrontación, pero con límites que difícilmente se flexibilizarán en temas migratorios”.
I was thrilled to be back in GEORGIA tonight, with thousands of proud, hardworking American Patriots! We are just two days away from what will be the most important political event in the history of our Country—but you have to GET OUT AND VOTE! pic.twitter.com/BnPJun9DXC
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 4, 2024
La posición de Harris no ofrece una solución completa para los migrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos; al contrario, puede implicar mayores controles en las fronteras de México y mayor presión sobre los gobiernos centroamericanos para reducir los flujos migratorios, advirtió.
Por su parte el analista y catedrático Carlos Murillo, explicó quela combinación de políticas restrictivas bajo Trump o Harris podría causar un efecto de “embotellamiento” en países como Costa Rica y Panamá, que actualmente ya reciben un alto flujo de migrantes en tránsito.
Ambos países reciben programas especiales de Estados Unidos para atajar la migración: Panamá acaba de establecer un acuerdo de deportaciones con fondos de Washington y San José desde 2023 es un centro de procesamiento de migrantes bajo el programa Movilidad Segura, financiado por la Casa Blanca.
Con la perspectiva de reducir o eliminar toda firma de migración a Estados Unidos, tanto de Trump como Harris, estos países enfrentan una amenaza sobre sus programas de lucha contra la migración irregular, especialmente bajo una administración republicana, concuerdan los analistas costarricenses.
Impactarían las remesas
Las remesas representan una fuente de ingresos crucial para las familias centroamericanas, especialmente en El Salvador y Nicaragua, donde las remesas constituyen el 24 % y 30 % del PIB, respectivamente.
En 2023, los migrantes en Estados Unidos enviaron aproximadamente $35,000 millones en remesas a Centroamérica.
Este flujo económico representa un aumento del 13.2 % en comparación con el año anterior y benefició principalmente a países como Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
Las remesas son una fuente crucial de ingresos para estas economías, ya que sostienen a millones de familias y representan hasta un 24 % del PIB en países como El Salvador y Nicaragua.
La estabilidad de estos flujos depende en gran medida de las políticas migratorias de Estados Unidos y el estatus laboral de los migrantes centroamericanos, quienes constituyen una gran parte de la comunidad latina en ese países, advierten medios como El Financiero de Costa Rica y La Prensa de Panamá.
Según la agencia de riesgos Fitch Ratings, cualquier cambio en las políticas de Estados Unidos afectaría la llegada de remesas, particularmente si las políticas de inmigración se endurecen.
La estrategia de Trump de limitar las oportunidades para los migrantes, junto con su enfoque de deportaciones masivas, afectaría el flujo de remesas hacia Centroamérica, advierte Ulibarri.
El exdiplomático costarricense observa que “la economía de Centroamérica es altamente vulnerable a las políticas de inmigración de Estados Unidos”, y añade que una reducción de remesas podría sumir a los países dependientes de este flujo en una crisis de consumo y crecimiento.
Harris y el mantenimiento de los programas actuales
Harris, en contraste, plantea una continuidad moderada con respecto al apoyo a los inmigrantes legales, pero sin políticas expansivas.
Sin embargo, su enfoque de exclusión de nuevos migrantes podría limitar el crecimiento de estos flujos en el futuro, ya que restringiría el acceso a nuevos trabajadores que contribuyan al envío de remesas.
When you love something, you fight for it—and I love this country with all my heart. pic.twitter.com/RzcPLCYjPB
— Kamala Harris (@KamalaHarris) November 4, 2024
De acuerdo con el análisis del experto nicaragüense Orozco, una caída en las remesas no solo afectaría a las familias que dependen de estos ingresos, sino que también agravaría la crisis migratoria al reducir las oportunidades económicas locales.
A su criterio, la disminución del flujo de remesas podría exacerbar la pobreza en comunidades que ya enfrentan altos niveles de inseguridad y desigualdad.
Comercio y tensiones sobre el DR-CAFTA
Centroamérica depende en gran medida de Estados Unidos como su principal socio comercial.
El Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (DR-CAFTA) ha sido un motor importante para las exportaciones regionales, que incluyen productos agrícolas, café, y textiles, pero ambos candidatos tienen posturas distintas sobre este tratado.
Trump ha mostrado un interés en renegociar o ajustar el DR-CAFTA bajo términos más estrictos y favorables a Estados Unidos.
Según el exembajador Eduardo Ulibarri, esta renegociación es una preocupación para Costa Rica y otros países, ya que una modificación podría implicar “aranceles significativos sobre productos centroamericanos”.
Una política de “América Primero” de Trump podría añadir aranceles de hasta 20 %, lo cual desalentaría el comercio y reduciría el valor de las exportaciones centroamericanas hacia el mercado estadounidense.
Kamala Harris ha indicado su intención de mantener el DR-CAFTA sin grandes modificaciones, aunque con cláusulas reforzadas en cuanto al cumplimiento de derechos humanos y políticas democráticas.
Carlos Murillo, analista costarricense, explica que la administración Harris “podría imponer condiciones de derechos humanos que afecten a gobiernos autoritarios en Centroamérica”, como los de Daniel Ortega en Nicaragua y Nayib Bukele en El Salvador, cuyos países dependen en gran medida de los beneficios del DR-CAFTA.
Para Costa Rica, que ha mantenido relaciones estables con Estados Unidos, la continuidad del DR-CAFTA bajo Harris significaría seguridad en las exportaciones, mientras que un replanteamiento por parte de Trump podría poner en riesgo la competitividad de las exportaciones de toda la región.
Alianzas democráticas y seguridad regional
El fomento de la democracia y el combate al crimen organizado en Centroamérica son temas que ambos candidatos abordan, aunque con enfoques diferenciados.
La seguridad y la influencia de China en la región son temas prioritarios para Estados Unidos, independientemente de quien asuma la presidencia.
Trump ve a Centroamérica principalmente como un factor de riesgo en temas de inmigración y crimen organizado.
Hasta acusó a El Salvador de enviar criminales y pandilleros a Estados Unidos.
Además ha prometido aplicar presión a los gobiernos que no colaboren en la contención del narcotráfico y otras amenazas de seguridad.
Esto implica que los países centroamericanos podrían enfrentar sanciones o una retirada de apoyo en temas de seguridad si no cumplen con las demandas del presidente republicano.
Manuel Orozco observa que Trump “no considera a América Latina, especialmente Centroamérica, como una prioridad”, lo cual se traduce en una política de “presiones sin apoyos concretos”.
Kamala Harris por su parte ha demostrado una postura más cooperativa hacia la región, promoviendo el fortalecimiento de instituciones democráticas y la justicia social.
A cargo de la iniciativa “Centroamérica Adelante”, Harris busca implementar proyectos de desarrollo económico en el Triángulo Norte para frenar la migración.
Sin embargo, sus esfuerzos estarían limitados, como explica Carlos Murillo: “Los temas más apremiantes para Harris son Palestina, Israel y Ucrania, relegando a América Latina a un segundo plano”.
Murillo estima que una administración Trump podría reducir el apoyo a programas de cooperación en seguridad y desarrollo, dejando a los gobiernos locales solos en su lucha contra el narcotráfico.
Por el contrario, el enfoque de Harris en el fortalecimiento de la democracia podría ayudar a mejorar la gobernanza en algunos países, aunque no necesariamente impulsaría un cambio radical.
En el caso de Nicaragua, si bien ninguno de los candidatos se ha referido al tema, sin embargo, ambos en sus debido momentos, han aislado, sancionado y marginado al régimen de Daniel Ortega, cosa que no cambiaría en ninguna de los dos escenarios.
Orozco considera que Trump podría optar por sancionar a Nicaragua de forma más directa, imponiendo restricciones comerciales y diplomáticas.
Como comenta Orozco, un “Subsecretario de Estado bajo Trump podría presionar de forma significativa” al régimen de Ortega, aislando a Nicaragua aún más de la comunidad internacional.
Harris, sin embargo, podría abordar la situación de Nicaragua a través de la diplomacia y condicionando cualquier beneficio comercial a cambios democráticos en el país, a como lo ha orientado recientemente Biden.
Su administración también podría continuar el apoyo a proyectos en el Triángulo Norte, buscando limitar la influencia de Ortega en la región.
Impacto en Panamá ¿Qué haría Trump y Harris?
Según análisis de La Prensa de Panamá y La Estrella de Panamá, así como de expertos locales, el resultado de las elecciones de Estados Unidos influirá en temas clave para Panamá como la migración, el comercio, las relaciones diplomáticas y la seguridad regional.
Según el exembajador Jaime Alemán en La Estrella, ambos candidatos tienen posturas restrictivas, pero con diferencias respecto a Panamá.
Harris buscaría cooperar con Panamá en seguridad fronteriza y fortalecer el apoyo para controlar el flujo migratorio en el Tapón del Darién, recientemente firmado y en curso tras acuerdos entre Biden y Mulino.
Mientras que Trump impondría una presión directa, exigiendo a Panamá mayores controles migratorios sin ofrecer apoyo logístico y cargando al país centroamericano la factura de sus gastos migratorios.
Harris mantendría relaciones comerciales estables y respetaría los acuerdos actuales, permitiendo el uso del canal para el comercio con aliados asiáticos.
En contraste, Trump podría utilizar el canal como una herramienta de presión y aplicar políticas proteccionistas, lo que generaría incertidumbre sobre el comercio y posibles aranceles.
Para Alemán, la postura errática de Trump con respecto a China y Rusia, no deja señales claras o alentadoras de qué papel podrían desempeñar para regular o limitar la influencia de esos dos países en la región, ya que el candidato republicano por un lado elogia a Putin y Xi Jinping, y por otro amenaza con clavarles impuestos y aplicar sanciones.
Por el contrario, estiman que Harris mantendría un equilibrio diplomático, observando de cerca la influencia de China en Panamá sin forzar confrontaciones.
Trump, conocido por su postura crítica hacia China, podría presionar a Panamá a limitar sus lazos con el gigante asiático, lo que representaría un dilema para el país, que depende de la inversión china en infraestructuras estratégicas.
O en algún caso, Trump simplemente ignoraría lo que haga China en Panamá y resto de Centroamérica, como lo advierte el analista costarricense Murillo.