La posibilidad que la situación sociopolítica de Centroamérica mejore es poco probable y la erosión democrática e inseguridad en la región continuará, según advierte el estudio “La disfunción de Centroamérica continúa“ del Geopolitical Intelligence Services (GIS), un tanque de pensamiento y análisis basado en Liechtenstein.
“Dada la naturaleza arraigada de muchos de los problemas de América Central, es poco probable que se mejore radicalmente en los frentes políticos o sociales. Como en el pasado, los gobiernos individuales, junto con las élites dominantes, serán responsables de progresar en los márgenes o de supervisar un mayor deterioro a través de la corrupción continua, la baja inversión pública y la erosión democrática”, dice el estudio, firmado por John Polga-Hecimovich, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Academia Naval de los Estados Unidos e investigador asociado en FLACSO-Ecuador.
Según el análisis del GIS, “el escenario más probable a corto plazo es que los países centroamericanos mantengan sus trayectorias políticas, ya sean positivas o negativas”.
“Lamentablemente, para gran parte de la región, esto significa erosión democrática o incluso autocracia”, subrayan.
El GIS señala que las experiencias recientes sugieren que muchas élites de la región están más preocupadas por la seguridad (El Salvador, Honduras) o por mantener la impunidad y el acceso al poder (Guatemala) que por garantizar la democracia liberal.
“En Nicaragua, donde muchas élites que desean un cambio político están encarceladas o en el exilio, esto significa que Ortega continúa gobernando como dictador, con poco rechazo de un círculo interno cada vez más pequeño”, advierten.
El GIS señala que con los patrones existentes también significa “una falta de compromiso con la lucha contra la corrupción o la inversión en instituciones de transparencia y rendición de cuentas, como el sistema de justicia”.
“Si bien las tendencias recientes no son esperanzadoras, es posible desviarse de este curso, especialmente en lugares que todavía se celebran elecciones abiertas y donde se permite a las autoridades investigar y denunciar la corrupción”, agrega el análisis.
Sin cambio radical en la seguridad
Para el GIS, la situación de seguridad, una de las preocupaciones de política pública más destacadas de la región, “también es poco probable que vea un cambio radical”.
“Esto significa confiar en una mano de hierro contra las pandillas callejeras y la violencia”, señalan.
El estudio advierte que ls estrategias de Bukele en El Salvador y Castro en Honduras “debería atraer a los electores cansados de preocuparse por su seguridad, pero al ignorar las causas fundamentales, a largo plazo, es menos probable que realmente frene la violencia y, por lo tanto, la migración a los Estados Unidos”.
“La reducción de la violencia requiere una inversión a largo plazo y multifacética en la mejora de la educación, la prosperidad y las oportunidades laborales, así como una mayor inclusión social”, señala el estudio.
Erosión democrática y corrupción
El GIS señala que en los siete países de la región (Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice, Nicaragua, Costa Rica y Panamá) hay malas noticias.
El caso más emblemático es Nicaragua que “desde 2018, se ha convertido en un régimen autoritario, con el presidente Daniel Ortega deteniendo y encarcelando a opositores políticos, intelectuales, ex ministros, miembros del partido gobernante e incluso miembros de alto rango de la Iglesia Católica. Las ONG deben registrarse como “agentes extranjeros” y el gobierno ha atacado lo que queda de la prensa libre”.
Pero el estudio señala a los líderes de El Salvador, Guatemala y Honduras por haber “debilitado las ya frágiles democracias de sus países al concentrar el poder en el ejecutivo, atacar a la prensa y desmantelar los organismos independientes anticorrupción”.
“Desde que llegó al poder en 2019, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, un populista carismático, ha eliminado sistemáticamente las restricciones institucionales de su gobierno, ha eliminado un acuerdo para establecer la Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador (CICIES), respaldada por la Organización de los Estados Americanos, y ha propuesto cambios electorales radicales diseñados para beneficiar a su partido”, subraya el estudio.
Según el GIS, “la corrupción es desalentadoramente común e incluso tolerada”.
“Los escándalos han acosado a los gobiernos de El Salvador, Honduras y especialmente de Guatemala, y la respuesta oficial ha sido atacar el estado de derecho socavando o cooperando el sistema de justicia y la prensa independiente”, dice el análisis.
El ejemplo costarricense
El análisis ve en Costa Rica la única historia de éxito en la región ya que ese país ha logrado un gobierno democrático estable en 1949, así como niveles comparativamente altos de desarrollo económico, inversión extranjera e integridad pública. También es una meca turística, que atrae a los visitantes a sus selvas tropicales, montañas y playas.