Relaciones diplomáticas, El 24 de marzo, Honduras y China cumplieron el segundo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas, que, lejos de ser un motivo de celebración, debería servir como reflexión crítica sobre el rumbo de la cooperación bilateral.
En un evento en Tegucigalpa, ambos países firmaron un “canje de notas” para un estudio técnico preparatorio de 3 proyectos en salud y agricultura, una medida que, lejos de traducirse en un compromiso real, deja claro que las promesas chinas de apoyo siguen siendo vacías e incumplidas.
El acuerdo, que pretende realizar un estudio previo a la ejecución de la donación de 298 ambulancias, herramientas agrícolas y secadoras solares para el cultivo de café, no tiene ningún compromiso concreto de ejecución.
Es, en otras palabras, una promesa sin fecha de cumplimiento, otro paso en una serie de anuncios grandilocuentes que no han tenido resultados tangibles.
Un acuerdo prácticamente vacío
La principal preocupación de este acuerdo radica en que, a 2 años de la ruptura de Honduras con Taiwán, los resultados son, en su mayoría, pobres.

Si bien el gobierno de Xiomara Castro ha manifestado su entusiasmo por la cooperación con China, los productores hondureños de camarón, por ejemplo, han sido los principales perjudicados de este giro diplomático.
Las expectativas de exportar grandes cantidades a China se han desplomado y lo que se prometió como una oportunidad de mercado para los productos nacionales ha quedado en nada.
El gobierno hondureño había destacado que China abriría las puertas a la compra del camarón, sin embargo, la realidad ha sido muy distinta.
La entrada al mercado chino, si bien sin aranceles, ha sido limitada y no ha generado los volúmenes de compra prometidos.
Por el contrario, los productores, especialmente los más pequeños, enfrentan enormes pérdidas debido a la falta de demanda y las dificultades de competitividad en precios frente a otros países como Ecuador.
Las promesas de apoyo, que deberían haber incluido una apertura de mercado sólida, no han superado la fase de anuncios.
La trampa del “estudio técnico preparatorio”
El canje de notas firmado el lunes no hace sino confirmar la falta de compromiso real por parte de China.
La firma de un “estudio técnico preparatorio” no es más que una excusa para continuar hablando de proyectos que nunca se concretan.
No se firmó ningún acuerdo vinculante que garantice la ejecución de las donaciones y los proyectos anunciados, como las ambulancias y las herramientas agrícolas, parecen ser más un intento de mantener la fachada de cooperación sin asumir responsabilidades.
Este es el modus operandi de China con países como Honduras: ofrecer acuerdos superficiales que permiten mantener la ilusión de apoyo sin tener que cumplir realmente con lo prometido.
En lugar de acciones concretas, se mantienen acuerdos ambiguos que parecen pensados más para dar imagen que para resolver las necesidades reales del pueblo hondureño.
Un cambio que no se ha materializado
El balance de estos 2 años de relaciones con China es, por lo tanto, alarmante. A pesar de los incrementos en las exportaciones de productos como el café y el melón, los acuerdos más importantes siguen siendo meras promesas sin respaldo. El gobierno de Honduras ha confiado en China como un socio comercial y de cooperación, pero hasta ahora no se ha materializado un apoyo efectivo para los sectores productivos más vulnerables, como los camaroneros y agricultores, quienes siguen a la espera de soluciones que nunca llegan.

El entusiasmo del canciller Eduardo Reina sobre el incremento de las exportaciones hondureñas a China en un 30% en comparación con Taiwán es cuestionable. Mientras las exportaciones a China crecen, las promesas de apoyo tangible a los sectores más necesitados siguen siendo solo eso: promesas vacías.
Hasta ahora, lo que queda claro es que las promesas de cooperación de China, más que beneficiar a los hondureños, han servido para perpetuar una relación basada en acuerdos vacíos y sin compromisos reales, que pareciera estar cimentada en cuestiones político ideológicas más que en beneficios para los sectores productivos del país centroamericano.
La promesa al romper con Taiwán, un socio comercial y cooperante muy significativo, fue un apoyo real y tangible. Por ahora, lo que hay son “estudios técnicos preparatorios” que parece no conducen a nada.